martes, 25 de marzo de 2014

Las encerronas del Aranda

De vez en cuando apetece hacer algo que se sale un poco de la costumbre, y aprovechando que este lunes tuve fiesta hipercoril, engañé a mi suegro y compañero de batallas Julián, y nos fuimos a Nigüella a hacer por allí una ruta y enseñarle las bonanzas paisajísticas de la zona.

Salimos de Zaragoza a las 8:20, y llegamos poco después de las 9 al pueblo. Nos cambiamos, y sin más, a las 9:30 nos ponemos en marcha dirección Mesones. Tengo varias opciones en mente, pero el viento, cierzo moderado, me hace descartar algunas antes de empezar, para no encontrarnos con viento en contra al final de la ruta, cuando más cansados estemos.

Llegamos a Mesones, cruzamos y seguimos hacia Tierga. El viento se hace cada vez más molesto, y por un momento pienso si no me habré equivocado de día... pero como el abandonar no es una opción, allá que seguimos, dándonos relevos cortos para dosificar.

Pasamos las minas, coronamos el primer alto y llegamos a la zona de toboganes que antecede a Tierga. Se cumplen 12 km. cuando cruzamos el pueblo, aunque parece que llevemos 30. ¿Y ahora, hacia dónde vamos?

Pensando en el aire que nos iba a azotar si nos atrevemos (si osamos) a subir el puerto de la Chabola (los cinco km centrales son completamente al descubierto), optamos por ir hacia Calcena. Y claro, bien, lo que se dice bien, no lo pasamos.

Desde el cruce hasta Calcena, 16 km de repechos, subidas, bajadas, vuelta a subir, vuelta a bajar. Muchísima carga para las piernas, que empiezan a acostumbrarse a la subida cuando les toca coronar un repecho, y pierden tensión cuando las bajadas terminan, volviendo a exigirles subir. Un terreno muy propicio para desfondarte, como casi está a punto de pasar. A lo que, por cierto, hay que sumar el cierzo de cara... Con más coraje que fuerzas, conseguimos llegar a "la cara oculta del Moncayo". Imagino que la famosa frase de Calcena hace referencia a que no se ve el pueblo hasta apenas 500 metros antes de llegar.

Subimos hasta el cruce de la carretera de Oseja, y hacemos una pequeña parada para hacer un particular recuento de fuerzas. Contemplamos las opciones, Julián me pregunta qué nos depara cada opción, y finalmente decidimos hacer la ruta tal y como tenía previsto: afrontamos la Crucija, dirección Oseja, por la vertiente Norte.


A pesar del puerto en sí, se agradece que la pendiente sea un poco más constante, alejarnos del sube-baja anterior, y, sobre todo, resguardarnos del cierzo. El paisaje al comienzo de la ascensión es impresionante, cañones de caliza que va formando desfiladeros, cuevas y amplias paredes... Se puede apreciar algo en esta foto, tomada en una ruta pasada en septiembre:


Coronamos tras 4,5 km al 4% de media, con alguna rampa del 8%, y el eterno Moncayo nevado a nuestra izquierda como testigo. Enseguida iniciamos descenso, bastante rápido a pesar de los baches del asfalto. Como era de esperar, apenas nos cruzamos a nadie en todo el cruce, situación que se mantendrá hasta las inmediaciones de Illueca.

Bajamos la vertiente sur de la Crucija, y enfilamos a la izquierda dirección Jarque, con terreno también favorable y viento a favor que nos hace llegar rápidamente. Son las 12:30 de la mañana, y llevamos 46 agotadores kilómetros. Paramos y almorzamos en Jarque.

Salimos alrededor de las 13 horas, con las fuerzas repuestas y el cielo encapotado. Ya llevamos bastante tiempo con nubes, pero conforme va avanzando el día, la amenaza de lluvia va siendo mayor. La previsión que había visto daba lluvia a partir de las 14h... y sólo quedan 60 minutos... y estamos en Jarque.

Bueno, llegados este punto, si nos tenemos que mojar un poco, nos mojamos. Tiramos hacia Illueca (carretera infame la que hay por aquí, por cierto) a través de terreno también favorable, y giramos a la izquierda en la primera entrada, buscando la carretera que nos lleve a Tierga, y que encontramos nada más cruzar el río Aranda.

Tras un primer kilómetro de tanteo, y de superar el temor de que la carretera estuviera impracticable (hacía años que no paso, pero no parece estar mal del todo), comenzamos a ascender el alto de Illueca, que si bien no es gran cosa, a estas alturas de la película cuesta más de lo normal.


En este caso, algo más de 4 km al 3% de media, algo más exigentes los dos últimos, aunque sin grandes rampas, bastante tendido. Tras coronar, comenzamos a notar las primeras gotas. Descenso rápido, buscando Tierga. Cruzamos esta vez el río Isuela y giramos a la derecha, encaminándonos a nuestro lugar de origen.

Este último tramo, Tierga - Nigüella, lo hacemos rápidamente, ayudados del cierzo que nos dificultaba las cosas a la ida. Por esto se busca tenerlo de cara al comienzo, para que te preste su ayuda cuando más lo necesitas. Salvamos los dos repechos existentes en esta zona, para vislumbrar las minas y las inacabables rectas que nos llevan hasta Mesones. Cruzamos el pueblo, y apenas sin darnos cuenta llegamos a Nigüella, sanos, salvos y secos. Bajarnos de la bici para volver a montarla en el coche y echarse a llover, todo uno. Nos salvamos de la mojadina por los pelos.

Al final, jornada redonda, Julián conoció una zona con un paisaje muy atractivo, y yo pude volver a degustarla en todo su esplendor.  72 km. en 3h 44min, a poco más de 19 km/h de media.

Saludos.