martes, 24 de junio de 2014

Buenas sensaciones.

Mientras muchos de los compañeros anónimos que nos encontramos cada día que salimos por las carreteras estaban batiéndose el cobre por los asfaltos oscenses y franceses en la famosa Quebrantahuesos, Julián y un servidor decidimos salir el sábado a (La) Puebla de Albortón. Hacía mucho que no pisábamos esa carretera (concretamente desde la última salida de 2013), y además en mi caso, una espina clavada con el alto de Valmadrid por Puebla, que se me atraganta siempre muchísimo (aunque los números no puedan darme una explicación)

La aventura comienza a las 7:40 desde Zaragoza, y como es común en estos casos, tomamos el tercer cinturón hasta la facultad de Veterinaria, donde giramos a la izquierda por la carretera de Castellón. Tras unos kilómetros llegamos al desvío que nos indica Valmadrid.

Cruzamos el polígono Empresarium, con un terreno ascendente, que continuará de hecho hasta que lleguemos al alto de Valmadrid, pero eso queda todavía un poco lejos. Vamos ascendiendo metros de forma lenta pero constante, salvedad hecha de una bajada que da por concluído nuestro tramo de polígono.

La carretera no tiene arcén, pero el estado del asfalto, bastante bueno, y el poco tráfico no lo hacen necesario. Pedaleamos pegados a la línea lateral, aunque dentro del carril. Las zonas donde nos da el sol nos hacen darnos cuenta del calor que hará unas horas después.


Nos encontramos a un compañero que Julián conoce, y que nos acompaña hasta Valmadrid. La ruta pesa poquito a poco en las piernas, por esa ascensión continua en la carretera.

Tras pasar Torrecilla y Valmadrid, afrontamos el puerto, que lamentablemente sigue igual que siempre. El asfalto en buen estado es sustituido por un firme viejo, lleno de baches, descorchones y pegotes de arreglos de años atrás. Desde aquí, 6 km hasta coronar el alto de Valmadrid, de poca exigencia, pero que se ve aumentada por el estado de la carretera. En términos generales, tendrá un 3% de desnivel medio, con algunas rampas del 6%, e incluso una del 9% en el último kilómetro de la ascensión, combinadas con zonas prácticamente llanas.

 Última rampa antes de la cima.

Coronamos, y bajamos con cuidado por la otra vertiente hasta la localidad de Puebla de Albortón. Por aquí la carretera está incluso peor que por el otro lado, con dos kilómetros en los que no se sabe por dónde meter la rueda. Pero bueno, mal que bien acabamos llegando al pueblo.

Parada para descansar, reponer fuerzas y volver para casa. Toca el alto de Valmadrid desde Puebla, del que tengo dos recuerdos hasta el momento, a cual peor. Por el mal estado del que hablo, este asfalto se agarra muchísimo a la rueda, y cuando las pendientes rara vez (ninguna, creo) pasan del 6%, parece que tengan mayor porcentaje. Con cierto respeto al alto comenzamos la subida.

Por este lado también son 6 km, aunque los dos primeros son de tanteo, casi llanos, sin llegar al 2%. Es a partir del kilómetro 2 cuando, coincidiendo con la zona de peor asfalto, la pendiente llega al 5-6%, que se mantiene constante durante otros dos kilómetros, para suavizar al 3,5-4% hasta arriba. 

Subo el puerto sin forzar demasiado, y veo que, poco a poco, vamos avanzando metros sin demasiadas dificultades. Por fín, pienso, parece que voy a subir este alto como corresponde, sufriendo lo justo. Tras los 6 kilómetros de rigor, con las piernas un poquito tocadas ya, pero bastante mejor que en las veces anteriores, conseguimos coronar.

Alto de Valmadrid por Puebla de Albortón.

Descendemos el alto por donde habíamos subido en la ida, también con cuidado hasta llegar a Valmadrid, donde volvemos a la carretera "primermundista". Desde aquí, todo terreno favorable hasta Zaragoza, bajando poco a poco metros de altitud, y rondando los 33 km/h de media a pesar del aire de cara que nos viene dando.

Finalmente, fueron casi 88 km de recorrido y 790 metros de desnivel, en 3h 51min, a una velocidad media de 22,7 km/h. 

La altimetría es de Mariano Bernal (un saludo), y las fotos son de archivo... no me cogí la cámara con las prisas (y sueño) mañaneras...


Saludos.

jueves, 19 de junio de 2014

Visita a Monegrillo

Como este mes de junio está siendo muy ajetreado en cuanto a su exigencia física (por un lado tres bodas... con sus despedidas respectivas... almuerzos varios... y por otro alguna que otra salida exigente -pero sobre todo lo primero- ), la ruta de hoy la habíamos planeado con idea de tomárnoslo relativamente en calma. Pero como parece que no va demasiado con nuestro carácter, al final ha tocado volver al toque de diana.

Salimos Julián y yo a las 8:00 dirección Villamayor, por la carretera que lleva hacia Perdiguera y Leciñena, con la duda de si el viento nos permitirá tomar la carretera de Farlete o no, y teniendo como objetivos Alcubierre o Monegrillo. El hecho de que no soplara el cierzo nos hace decantarnos por la carretera de Farlete, menos machacada por nuestras bicis.

El terreno tiene su exigencia, si bien desde Villamayor la carretera ya es ascendente salvo tímidos llanos, desde el cruce de Farlete se une el asfalto, que si bien está recientemente arreglado, no deja por ello de ser botoso y rugoso, lo que añade dificultad al asunto. Hasta el km. 10 desde el desvío, la carretera va picando hacia arriba, en tramos que van desde falsos llanos hasta rampas del 6%. Únicamente una bajada de 700 metros en torno al km. 5 nos da un cierto respiro. Tras pasar ese km. 10, se vuelven las tornas, y la carretera toma sentido descendente, que no abandonará apenas hasta la entrada en Farlete.

Hasta aquí habíamos llegado no hace mucho, aquella ruta que se vio truncada por un problema de logística (despertador) por mi parte que no sé si se recordará... Pero hoy vamos con la firme intención de hacer alto en Monegrillo. Salimos pues de Farlete, y afrontamos los 9 km que separan ambas localidades.

El terreno que nos precede está lleno de cortas subidas y bajadas, pero que en suma dan poquitos metros de desnivel que llevarnos a la boca. El rugoso asfalto de la zona hace parecer que subimos más de lo que realmente es.

Tras unos minutos divisamos nuestra meta, y superando el repecho de entrada al pueblo llegamos a Monegrillo.


Por una vez, y sin que sirva de precedente, hacemos dos paradas en el pueblo: la primera en el bar, como mandan los cánones, para hacernos con la coca-cola de rigor, y la segunda en la panadería del pueblo (imprescindible probar las magdalenas).

Salimos por el mismo camino que nos ha traído hasta aquí, y como siempre, la vuelta se hace mucho más rápida, tanto en cuanto el terreno es mayoritariamente favorable.

Finalmente, 84 km. y 600 metros de desnivel en 3h. 25min., para una media de 24,5km/h. De momento no se está salvando mal el mes de los excesos, veremos en lo que queda finalmente.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/155023032

Saludos.

miércoles, 11 de junio de 2014

Primer CIMA del año

Todavía con las carencias que había presentado la pasada ruta rondándome la cabeza, llegó el domingo, día en el que tenía prevista una salida desde Nigüella. Varias eran las opciones que fui barajando, pero finalmente me decidí por la más prudente en cuanto a kilómetros, debido sobre todo al asfixiante calor que se esperaba a partir de las 12 de la mañana. Aunque bien es sabido que menos kilómetros no representan menor dureza, ya que en esa ruta se incluía, por primera vez en lo que va de año, un CIMA: (ZA04) Viver de la Sierra.

Comienza el pedaleo en la mañana del domingo a las 7:40, con la esperanza de esquivar el calor del mediodía, cosa que lograría hasta cierto punto. Todavía a estas horas se nota un poquito el fresco que queda de la noche, aunque se nota en las zonas de sol que hoy hará su trabajo a base de bien. Desde Nigüella, atravesando Arándiga y Chodes, recorro un tramo de carretera de 10 kilómetros que me dejará en Morata de Jalón. En este tramo, la carretera es fundamentalmente favorable, salvo un repecho saliendo de Arándiga, de apenas 300 metros que alcanza el 7% de desnivel, y corta un poco el ritmo relajado de las piernas. Una vez en Morata, giro a la derecha dirección Morés.

Poco después, tras abandonar el pueblo y dejar atrás su fábrica de cementos (asombrosamente en marcha un domingo por la mañana), veo el pueblo abandonado de Villanueva de Jalón, que conserva una torre mudéjar, declarada Bien de Interés Nacional... en un núcleo de población no sólo deshabitado, sino que ni siquiera tiene entrada como tal desde la carretera. La única forma de llegar allí es dejar el coche en la carretera (cuidado con dónde, no hay arcén ni descansillo de tierra en esa zona) y escalar la montaña. Lógicamente, la torre mudéjar no ha tenido el más mínimo trabajo de restauración.

Las ruinas de Villanueva de Jalón, sobre el cerro a media distancia.

Sigo mi camino, atravieso Purroy y llego a Morés, donde me adelantan 4 integrantes del club ciclista Morata, que se dirigen a Sabiñán. Mi dirección es la contraria, así que pronto nos separamos. Tras un kilómetro de haber salido de Morés, llego al desvío de Sestrica y Viver, punto que se toma como el inicio del puerto.

Primera rampa de aviso a navegantes, pendiente del 8% aunque rápidamente suaviza, y deja el terreno hasta Sestrica, los casi tres primeros kilómetros, en torno al 4%. El terreno por el que me muevo son campos de cultivo de frutales, mayoritariamente cerezos. Algunos campos tienen temporeros en plena faena, de hecho.

Llego a Sestrica sin demasiados agobios, y cruzo el pueblo en un tramo que sirve como descanso, casi totalmente llano, y con incluso una pequeña bajada que me deja a los pies de los últimos 6 km. de ascensión, ahora ya sí, sin descanso ninguno hasta la cima.

Con calma, Adrián, despacito y buena letra. Comienzo esta zona de la ascensión con tiento, todavía con el recuerdo del sufrimiento de Jaulín en la cabeza, y reservo lo que puedo para más adelante, para que el puerto no se me haga demasiado largo, a pesar de que noto las piernas más ligeras que en la ruta anterior. En este tramo de la ascensión, se mezclan zonas que rondan el 6% con rampas del 10-11%, que te hacen dar el do de pecho. Supero estas últimas como buenamente puedo, aumentando de altitud rápidamente.

Curioso arco a mitad de ascensión.

Parte de la subida. Vista hacia atrás.

Los kilómetros pasan despacio, pero pasan. Poco a poco la pendiente se hace más estable, en torno al 7%. Las rampas de doble dígito quedan atrás, pero el cansancio acumulado durante el puerto hace mella. Con menos de 2 km. para coronar, al girar en una curva a la izquierda, aparece nuestro objetivo.

Ya casi estoy arriba... Viver me observa.

Por fín, tras casi 45 minutos de subida, corono el puerto:

Entrada al pueblo, y fin del puerto.

Altimetría del puerto.

Sin más dilación, me aventuro puerto abajo, pues la carretera finaliza aquí, y no hay más salida que volver por donde he venido. Tras haber descendido menos de dos kilómetros, cojo un bache o una piedra (todavía ahora no estoy seguro... creo que fue una piedra, el asfalto estaba bastante bien) con el resultado de un pinchazo. Paro, cambio la cámara, compruebo (en lo que se puede a pie de carretera) que no llevo nada en el interior de la cubierta (el llantazo había sido evidente, pero nunca está de más) y continúo hacia abajo, extremando el cuidado. Ya no llevo más cámaras de repuesto.

Vuelvo al cruce anterior, tras completar el descenso, y me dirijo a Brea, para lo cual tengo que superar el alto de la Campeja. Tres kilómetros al 6% de desnivel medio, muy constante y sin rampas superiores a esos dígitos. No llevo malas sensaciones, y lo subo sin excesivos problemas, a pesar de que la ruta se va acumulando.


Tras coronar el alto, desciendo y entro en Brea de Aragón, para realizar la parada más que merecida. Una vez descansado un poco del esfuerzo realizado, salgo de Brea dirección Illueca, dejando el pueblo a la derecha a través de la variante, y enfilando dirección Tierga. Comienza la última ascensión, el alto de Illueca. Unos 4 km al 4%, que ya subí recientemente con Julián, no hace más de dos meses. Y como en aquella ocasión, la acumulación de esfuerzos y el estado del asfalto me hace la subida más dura de lo que debería, aunque sin grandes crisis.



Termino la ascensión, y tras un tramo de llaneo con pequeños repechos arriba y abajo (hasta el km 36 de la altimetría) desciendo dirección Tierga. En este tramo también maximizo el cuidado, ya que la carretera no está para muchos aspavientos. Lo cierto es que esta vertiente por la que desciendo es más escénica y bonita que aquella por la que he subido. No tardaré en subirlo al revés.

Tras concluir el descenso, en una curva a la izquierda, diviso Tierga.

Tierga.

Giro a la derecha, tomando la dirección de Mesones de Isuela, y tras 12 km de repechos y bajadas, pero con más tramo favorable, llego a Nigüella, punto de origen de esta ruta.

Todo esto en sólo 70 km y 1163 metros de desnivel (aunque Strava se me va hasta los 1522... por alguna razón esta aplicación dispara desorbitadamente el desnivel en esta zona de Aragón). Tiempo total, 3h 41min, con una media de 19,1.

Mejores sensaciones sin duda que el día anterior, y un empujón anímico para seguir adelante, que a veces no está de más.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/151084756

Las altimetrías son cortesía de Adrián Lorente.

Saludos.

viernes, 6 de junio de 2014

A veces toca sufrir...

La mañana del jueves empezaba temprano para mí, todavía no eran las 7 de la mañana cuando ya iba a la cocina, me preparaba el desayuno y me iba poniendo en marcha, para la salida que Julián y yo teníamos planeada. El día de fiesta semanal que me corresponde cuando voy de mañanas es gloria bendita para salir, sobre todo con este tiempo.

No habían dado las 8 cuando ya estaba encima de la bici, en busca de mi compañero de fatigas. 15 grados de temperatura a estas horas, teniendo en cuenta el día soleado que se nos presentaba, ya daban cuenta de lo que sería una jornada calurosa, y que nos llevaría al alto de Jaulín, carretera que Julián no había catado todavía con el asfalto nuevo.

Salimos, pues, hacia allí, como tantas otras veces rodeando Zaragoza a través del tercer cinturón, y saliendo por el Parque de Atracciones y Fuente de la Junquera a la rotonda de Valdespartera. Apenas nos encontramos a ciclistas, quizá porque nos hemos adelantado un poco, aunque el tráfico es bastante denso. Imagino que son cosas de salir por aquí entre semana.

Sin demasiadas novedades (salvo la mencionada falta de ciclistas) llegamos a María de Huerva, tras superar ese pequeño repecho que tiene a la entrada, unos 300 metros al 3-4%. La carretera, como siempre, va picando hacia arriba, lenta pero constantemente. Ya noto con estos primeros esfuerzos que algo no va como debe, y parece que la reserva de fuerzas es menor que de costumbre.

Tomamos el desvío de Botorrita, y nos dirigimos a Jaulín. De nuevo nos recibe esa rampa del 7-8% a la entrada de Botorrita, atravesamos el pueblo (sin reasfaltar... ahora todavía se percibe peor el asfalto) y vamos ascendiendo hacia nuestro objetivo.

Repecho de entrada a Botorrita.

Poco antes de llegar a Jaulín, subimos un fuerte repecho, de apenas un kilómetro, con picos del 9%. Llevo la respiración bastante fuerte, y las pulsaciones parecen subir más de lo que solía ser. Sigo con síntomas de un mayor cansancio del esperado desde el comienzo de la ruta, paulatinamente acentuados. Tras el repecho, una pequeña recta favorable y entramos en el pueblo.

Desde aquí, 6,5 km hasta arriba, de los que los tres últimos constituyen la zona más dura del puerto, en torno al 6-7%, aunque en los anteriores también hay un par de rampas de esa magnitud. Es en esta zona previa al puerto donde definitivamente me doy cuenta que voy bastante por debajo en cuanto a forma física que las últimas salidas. A fin de cuentas, una boda, una despedida de soltero, una ruta (llana) en los últimos 20 días... al final pasa factura. Cuando comienza la parte final, los tres últimos kilómetros, ya concienciado de mis límites, subo piñones, cojo una marcha sostenible, y despacito para arriba. Julián se va, pedalada tras pedalada se distancia un poco más, sin necesidad de hacer grandes esfuerzos. Consciente de que puedo ser una carga, en lugar de aferrarme a su rueda, me centro en subir a mi ritmo, intentando no vaciarme por completo.

Alto de Jaulín.

En este tipo de situaciones es cuando se comprende que este deporte no es sólo físico. El aspecto mental juega mucho también, ser capaz de tener la cabeza fría en los momentos críticos.

Tras unos minutos que se hacen largos, muy largos, los últimos metros suavizan la tortura, anunciando el inminente fin de puerto. Dos pequeñas curvas a la izquierda y nos encontramos con la virgen que existe en lo alto. Es hora de dar la vuelta.

Iniciamos el descenso, que se hace rápido, ya que a la pendiente se suma la buena visibilidad de todo el puerto y el impecable asfalto. Salvo un par de curvas, donde tienes que echar buena mano de los frenos, la velocidad no baja de 30-35 km/h. Volvemos a Jaulín y nos tomamos el merecido descanso.

Tras un refresco, tomamos dirección Zaragoza, con terreno ya favorable hasta el inicio de nuestra ruta. El viento nos incomoda algo la vuelta, pero gracias a él evitamos un problema serio con el calor. Llegamos a casa con cerca de 30º.

Finalmente, 84km y 819m de desnivel acumulado en 3h 52min, para una media de 21,7 km/h. Una buena salida con una gran lección. Hay que tener cuidado con la forma, que el cuerpo se acostumbra muy pronto a la buena vida.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/149690743

Saludos.
Adrian.