domingo, 12 de octubre de 2014

Al pueblo en bici

Una ruta que llevaba en la cabeza hace tiempo era subir al pueblo con la bici, y la había dejado ya en varias ocasiones por diversos motivos. El último, previsión de lluvia que al final no fue tal.

En esta ocasión, la previsión había sido durante la semana de lluvia para el domingo, pero para mi sorpresa y alegría, a partir del viernes cambiaron los pronósticos, que dejaban el día sin lluvia, aunque con algo de viento. Así que decidí tirar para adelante y hacerla hoy.

Me despierto a las 7 de la mañana, desayuno, preparo bien todo y salgo unos minutos antes de las 8. Tal y como me había propuesto el horario, llegaría a Nigüella a eso de las 13h, buena hora teniendo en cuenta que me esperaban a comer. Así pues, a las citadas 8 de la mañana comienzo el pedaleo, con la noche todavía presente en Zaragoza, si bien el cielo ya ha comenzado a clarear ligeramente.

El carril bici y algo de callejeo me deja en la carretera de Valencia, donde ya con el sol brillando, comienzo a descontar kilómetros por fín fuera de la ciudad. Hay que ver lo que cuesta abandonarla en esa dirección. Poco ciclista todavía se ve a estas horas. Llego a Cuarte, y me adelanta un grupo de compañeros del Club Ciclista Zaragozano, que me animan a unirme a la grupeta y con los que voy charlando, a pesar del plus de velocidad que me exigen. Pero ya se sabe, rodar en grupo es otra cosa. De forma natural cambio mi ritmo por un más que alegre 26-27 km/h, que quizá más tarde acabe pagando.

Pasamos María de Huerva, Botorrita y Muel, donde me despido del resto y continúo ya en solitario. Voy viendo algún ciclista más, aunque siguen siendo pocos los que me cruzo. Día del Pilar, domingo y puente parecen ser razones más que suficientes para ello. Tras varios repechos y con el aire lateral más en contra que a favor, llego a Longares sufriendo más de lo esperado, aunque eso sí, bastante antes de lo que había previsto.

Giro a la derecha, dirección Alfamén. El viento que me molestaba ahora me da a favor, y añadido a unos kilómetros favorables hacen que este tramo pase rápido. La carretera está recién asfaltada, nada que ver con lo visto en Google Maps la noche anterior. 8 km. después llego a Alfamén, donde hago la parada. Hasta aquí, 49 km en 2h 19min. No va mal la cosa.


Tras la parada, continúo girando a la izquierda, dirección Almonacid de la Sierra, durante 6 km. en una recta eterna con viento en contra, que me llevará a la carretera A-220, que une La Almunia y Cariñena, trazada también con tiralíneas, aunque esta vez con el viento de mi parte. De esta forma entro en La Almunia.


Tras cruzar la localidad, me dirijo al tramo de autovía que me dejaba la ruta, y es que desde que comenzaron las obras del pantano de Mularroya, la paralela (y antigua) N-II está cortada, con lo que la única alternativa para ir dirección Morata de Jalón es la A-2. Con el beneplácito de la Benemérita (a la que consulté días atrás) enfilo hacia la autovía, tras enfundarme un chaleco reflectante que, como consejo, me recomendaron en dicha llamada. Toca subir el Alto de la Perdiz, aunque tengo la suerte de, al ser domingo por la mañana, hacerlo con poco tráfico. 3km al 6%, muy constante, suavizando algo en el último medio km. Y bastante soso, que es lo que tienen este tipo de vías. Sólo al final, disfruto de las vistas sobre el valle del Jalón.

Desciendo, tras sopesar hacerle una foto al cartel, aunque me da bastante apuro pararme en el arcén mientras pasan a tu lado coches a 120 (o más, depende de cada uno). Decido no hacerla, y comienzo el descenso, bastante más lento de lo que esperaba, ya que la pendiente por el otro lado es menor. Tomo la primera salida dirección Morata de Jalón.

A partir de aquí el asfalto cambia radicalmente, y si bien no me había encontrado asfalto en mal estado en toda la ruta, de aquí hasta el final lo tengo todo junto. Eso sí, en terreno de sobra conocido. Atravieso Morata, Chodes y Arándiga, en terreno rompepiernas con pequeños repechos alternados con bajadas, para acabar llegando a Nigüella en torno a las 12:20, media hora antes de lo previsto.

Finalmente, 87,7 km. de recorrido, en 3h 58min, a una media de 22 km/h. Y la satisfacción de otra meta conseguida.


Saludos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Tardienta por Alcubierre

Tras finalizar agosto con una ruta a Castejón de Valdejasa, y comenzar este mes de septiembre con otra ruta llana hasta El Temple, tocaba hoy una ruta larga que incluiría un tramo todavía desconocido para mí, y que nos llevaría desde Alcubierre hasta San Jorge, a través de la A-1211 y un camino asfaltado que la une a la N-330.

Comenzamos la ruta a las 8, lo ideal hubiera sido salir antes, pero a esa hora hace poco que ha amanecido, así que no tenemos opción de hacerlo antes sin emplear luces. Nos dirigimos a la carretera de Villamayor atravesando Santa Isabel.

Llegamos al pueblo de Villamayor, y la cosa comienza a tirar para arriba. Desde aquí hasta Perdiguera (km. 22), la carretera irá ganando altura paulatinamente, con tan sólo un par de bajadas cortas en medio, si bien la pendiente rara vez supera el 4%, y la media está en torno al 2%. Las piernas van calentando, pero un servidor, que había cenado fuera la noche anterior y llegado a casa a unas horas poco adecuadas para salir con la bici la mañana siguiente, comienza pronto a notar los excesos. El terreno hasta Perdiguera se me hace más duro de lo que debiera, y a las piernas les cuesta encontrar el punto.

Es a partir de este pueblo cuando voy entrando en harina. Voy poco a poco mejorando sensaciones (ya está bien, una hora después de salir...) y con las primeras rampas del puerto de Alcubierre noto una muy bien recibida mejoría. A estas alturas de la ruta, lo que era un nublado en Zaragoza se ha convertido en una niebla que hace aumentar bastante la humedad, pero que está suficientemente alta como para que no nos suponga pérdida de visibilidad.

Alto de Alcubierre, con niebla alta en el cielo.

Bajamos el alto, y buscamos el pueblo homónimo para girar a la derecha, dirección Robres. Comenzaba aquí el terreno que no conocía hasta el momento. Primeros metros ascendentes, para acabar con un pequeño repecho, de 1 km. aproximadamente, y una bajada que nos dejará a las puertas del pueblo de Robres.



Seguimos hacia delante, y tras pasar los desvíos de Senén y Torres de Barbués, nos cruzamos a varios voluntarios de una prueba ciclista de BTT, que nos comentan jocosamente que "vais al reves!!!". Esperando no encontrarnos con la prueba de frente nos dirigimos a Tardienta, donde pararíamos a almorzar, no sin antes pasar por el bonito pueblo de Torralba de Aragón.

Entrando en Torralba de Aragón


Cartel de Tardienta, a la entrada del pueblo.

Tras la parada, con el estómago y los bidones llenos, partimos de nuevo hacia Zaragoza. Las nubes que cubrían el cielo por la mañana se han disipado, y el calor es más que evidente. La vuelta la hacemos tranquila, saliendo por San Jorge a la carretera de Huesca y dirigiéndonos a la capital por San Mateo de Gállego. Las altas temperaturas nos obligan a una nueva parada aquí para repostar agua.
Finalmente, y tras 4h 50min de ruta, cubrimos 118 km. de recorrido y 710 metros de desnivel, a una media de 24,4 km/h. Buena ruta a pesar del calor, y pensando ya en la próxima.


Saludos.

jueves, 28 de agosto de 2014

Superando inconvenientes (con un pelín de inconsciencia)

Hacía mucho tiempo ya que no escribía mis batallitas por aquí, entre otras cosas no dispongo últimamente de tanto tiempo, y las rutas últimas habían dejado pocas cosas en el tintero, así que al final no había hecho entrada de ellas.

La salida de hoy, por contra, es una de esas que tienes en la cabeza durante largo tiempo, buscando el día idóneo para hacerlas. Aprovechando un día de fiesta que me concedieron en el curro, a raíz del domingo pasado de inventario, tomé cartas en el asunto y preparé la ruta que me llevaría a ascender el puerto de Paniza.

De sobra conocido para el cicloturismo zaragozano, el puerto de Paniza se sitúa en la N-330, conocida por ser "la carretera de la playa" para muchos de mis paisanos entre los que me incluyo, al menos hasta que se inauguró la autovía A-23. Comienza en el pueblo de mismo nombre, y se extiende durante algo más de 5 km, para acabar coronando a 938 metros.

Con todo listo, salgo de casa a las 7:15 de la mañana, con el amanecer todavía por completar. Como los primeros minutos los haré por carril bici, no espero a que el día esté completamente claro, pues esos minutos me librarán de una buena ración de calor a la vuelta (espero llegar a casa en torno a las 13 horas).

Apenas llevo 4 km. cuando pincho la rueda delantera. Lo pronto que se acaban los planes que uno se hace en la cabeza. Me bajo, desmonto la rueda y me pongo a cambiar la cámara (todo esto todavía en el centro de Zaragoza). Una vez hecho esto, y tras 20 minutos perdidos, me surje un problema. Normalmente, en las rutas de más de 100 km, salgo con dos cámaras de repuesto, aunque esta vez sólo llevo una. Lo que quiere decir que, si vuelvo a casa, tengo que cambiar de planes (llevaría demasiado retraso, y las horas del mediodía me dan pánico con este calor). Por otro lado, si sigo adelante, tendré que hacer los más de 120 km sin cámara de repuesto. Me imagino por un momento teniendo un pinchazo bajando el puerto de Paniza, a más de 60 km de casa, sin cámara de repuesto... y con la mujer (y por lo tanto, el coche) en la playa.

Finalmente (aquí es donde está el "pelín de inconsciencia"), decido que Dios reparta suerte. Ya he pinchado ahora, por estadística, no me toca volver a pinchar en tres o cuatro meses... mucho menos hoy. Quizá lo lógico hubiera sido volver a casa y hacer otra ruta más corta, pero la pasión por la bici se ha impuesto a la lógica. Así que arranco, y sigo con el plan previsto. Por suerte, no me equivocaba, y no tuve más pinchazos. Pero esto no significa que no tuviera más "parones". Eso sí, todo a su tiempo.

Cruzo por Fuente de la Junquera a la carretera mencionada N-330, dirección Muel, sin mucho tráfico a pesar de ser entre semana (por ser agosto, imagino), y sin encontrarme a ningún ciclista. A pesar del retraso, no es muy tarde. No va tan mal la cosa.

Llego a Muel con 5 minutos de adelanto (sobre el horario previsto tras el pinchazo), a Longares con 10, y a Paniza casi media hora antes de lo que pensaba. La carretera apenas ha dejado de apuntar hacia arriba, salvo algunos tramos entre Longares y Cariñena, principalmente, pero es tras cruzar Paniza cuando las cosas se ponen un poco más feas.
Y es que el pueblo hace de comienzo del puerto.

Durante los dos primeros km. me encuentro rampas del 4-5 %, además de alguna zona con menor pendiente, e incluso una pequeña bajada en los primeros mil. A partir del tercer kilómetro la cosa se complica, las rampas alcanzan el 6%, el 7% e incluso el 8% durante unos 500 metros, que unido al alto kilometraje que ya llevan las piernas y al sofocante calor que hace allí (no entra nada de aire, y el sol es de justicia) agarran las ruedas como si llevaran pegamento. Cuesta mucho esfuerzo avanzar. Meto todo lo que llevo en esta zona, y cabeceando, voy superándolo a duras penas.

Tramo intermedio, al 7%. Al fondo, viaducto de la autovía.

Tras pasar la zona más dura, a falta de 1,5 km para coronar, la pendiente vuelve al 5%, que ya no abandonará hasta la cima. Paso por el restaurante "El balcón", ya cerrado, sito en la última curva pronunciada del puerto, y que combinaba esta labor con la de venta de jamones.
Por fín, tras 5,2 km de ascensión que se han acabado haciendo bastante largos, llego arriba.

Cartel del puerto.

Tras la foto de rigor, media vuelta. Comienzo el descenso, y como el asfalto está bastante bien conservado, la bici se "sube de vueltas" rápidamente. Según el GPS, alcanzo los 66 km/h, teniendo en cuenta que voy frenando muy de vez en cuando (para esto de los descensos soy un poco echado para atrás, sobre todo puertos que no domino). En un momento (apenas 6 o 7 minutos) vuelvo a estar en Paniza, con el descenso realizado.

Paro en el pueblo para tomar un refrigerio, rellenar bidones (completamente vacíos los dos) y hacer un descanso, aunque no lo alargo demasiado para no salirme en exceso del guión. Son las 11:30 cuando salgo hacia Zaragoza de nuevo, y me quedan unos 55 km de recorrer... nada parece indicar que vaya a llegar antes de las 13:30... con el calor que eso supone.

Nada más salir del pueblo, nuevo parón. Me encuentro unas llaves de coche tiradas en la cuneta, y como me parece mal dejarlas allí, que alguien las habrá perdido, las cojo y las llevo a la Guardia Civil de Cariñena (en Paniza no sabría a quién dejárselas). Lo que obliga a entrar en el pueblo, buscar el cuartel y dar explicaciones... o sea, más tiempo perdido. Hago los 6 km. que separan ambas localidades y llevo a cabo el cometido de las llaves, con lo que salgo de Cariñena de nuevo a la carretera a las 12:00. Quedan 49 km. Qué tarde voy a llegar... Al menos, aprovecho para hacer una foto de la iglesia, con la que me topo por casualidad.



Ahora el camino es todo favorable. Casi continuamente descendente, los kilómetros pasan rápido. Cruzo Longares y Muel con bastante celeridad, y el viento, aunque lateral, se agradece para combatir el ya reinante calor. Las piernas comienzan a dar señales de agotamiento, ya que hace mucho tiempo de su último cien.

Tras un tramo de bastantes km. sin interrupciones, un compañero con la bici apoyada en el quitamiedos me hace señas, paro y me comenta que ha pinchado, que si llevo desmontables. Se los presto, y le echo una mano. Seguimos adelante los dos, hasta que se desvía en Cuarte, donde me quedo, de nuevo en solitario, hasta llegar a Zaragoza.

Llego a casa a las 14:15, con 35 grados, que para gente como yo, que no tolero demasiado bien el calor, son muchos grados. 125 km en total que suponen la mayor distancia que he recorrido desde que me aficioné a la bici (la anterior eran 123), con casi 900 metros de desnivel acumulado, y una media de 21,8 km/h. Otro cien para el zurrón.


Saludos.

martes, 24 de junio de 2014

Buenas sensaciones.

Mientras muchos de los compañeros anónimos que nos encontramos cada día que salimos por las carreteras estaban batiéndose el cobre por los asfaltos oscenses y franceses en la famosa Quebrantahuesos, Julián y un servidor decidimos salir el sábado a (La) Puebla de Albortón. Hacía mucho que no pisábamos esa carretera (concretamente desde la última salida de 2013), y además en mi caso, una espina clavada con el alto de Valmadrid por Puebla, que se me atraganta siempre muchísimo (aunque los números no puedan darme una explicación)

La aventura comienza a las 7:40 desde Zaragoza, y como es común en estos casos, tomamos el tercer cinturón hasta la facultad de Veterinaria, donde giramos a la izquierda por la carretera de Castellón. Tras unos kilómetros llegamos al desvío que nos indica Valmadrid.

Cruzamos el polígono Empresarium, con un terreno ascendente, que continuará de hecho hasta que lleguemos al alto de Valmadrid, pero eso queda todavía un poco lejos. Vamos ascendiendo metros de forma lenta pero constante, salvedad hecha de una bajada que da por concluído nuestro tramo de polígono.

La carretera no tiene arcén, pero el estado del asfalto, bastante bueno, y el poco tráfico no lo hacen necesario. Pedaleamos pegados a la línea lateral, aunque dentro del carril. Las zonas donde nos da el sol nos hacen darnos cuenta del calor que hará unas horas después.


Nos encontramos a un compañero que Julián conoce, y que nos acompaña hasta Valmadrid. La ruta pesa poquito a poco en las piernas, por esa ascensión continua en la carretera.

Tras pasar Torrecilla y Valmadrid, afrontamos el puerto, que lamentablemente sigue igual que siempre. El asfalto en buen estado es sustituido por un firme viejo, lleno de baches, descorchones y pegotes de arreglos de años atrás. Desde aquí, 6 km hasta coronar el alto de Valmadrid, de poca exigencia, pero que se ve aumentada por el estado de la carretera. En términos generales, tendrá un 3% de desnivel medio, con algunas rampas del 6%, e incluso una del 9% en el último kilómetro de la ascensión, combinadas con zonas prácticamente llanas.

 Última rampa antes de la cima.

Coronamos, y bajamos con cuidado por la otra vertiente hasta la localidad de Puebla de Albortón. Por aquí la carretera está incluso peor que por el otro lado, con dos kilómetros en los que no se sabe por dónde meter la rueda. Pero bueno, mal que bien acabamos llegando al pueblo.

Parada para descansar, reponer fuerzas y volver para casa. Toca el alto de Valmadrid desde Puebla, del que tengo dos recuerdos hasta el momento, a cual peor. Por el mal estado del que hablo, este asfalto se agarra muchísimo a la rueda, y cuando las pendientes rara vez (ninguna, creo) pasan del 6%, parece que tengan mayor porcentaje. Con cierto respeto al alto comenzamos la subida.

Por este lado también son 6 km, aunque los dos primeros son de tanteo, casi llanos, sin llegar al 2%. Es a partir del kilómetro 2 cuando, coincidiendo con la zona de peor asfalto, la pendiente llega al 5-6%, que se mantiene constante durante otros dos kilómetros, para suavizar al 3,5-4% hasta arriba. 

Subo el puerto sin forzar demasiado, y veo que, poco a poco, vamos avanzando metros sin demasiadas dificultades. Por fín, pienso, parece que voy a subir este alto como corresponde, sufriendo lo justo. Tras los 6 kilómetros de rigor, con las piernas un poquito tocadas ya, pero bastante mejor que en las veces anteriores, conseguimos coronar.

Alto de Valmadrid por Puebla de Albortón.

Descendemos el alto por donde habíamos subido en la ida, también con cuidado hasta llegar a Valmadrid, donde volvemos a la carretera "primermundista". Desde aquí, todo terreno favorable hasta Zaragoza, bajando poco a poco metros de altitud, y rondando los 33 km/h de media a pesar del aire de cara que nos viene dando.

Finalmente, fueron casi 88 km de recorrido y 790 metros de desnivel, en 3h 51min, a una velocidad media de 22,7 km/h. 

La altimetría es de Mariano Bernal (un saludo), y las fotos son de archivo... no me cogí la cámara con las prisas (y sueño) mañaneras...


Saludos.

jueves, 19 de junio de 2014

Visita a Monegrillo

Como este mes de junio está siendo muy ajetreado en cuanto a su exigencia física (por un lado tres bodas... con sus despedidas respectivas... almuerzos varios... y por otro alguna que otra salida exigente -pero sobre todo lo primero- ), la ruta de hoy la habíamos planeado con idea de tomárnoslo relativamente en calma. Pero como parece que no va demasiado con nuestro carácter, al final ha tocado volver al toque de diana.

Salimos Julián y yo a las 8:00 dirección Villamayor, por la carretera que lleva hacia Perdiguera y Leciñena, con la duda de si el viento nos permitirá tomar la carretera de Farlete o no, y teniendo como objetivos Alcubierre o Monegrillo. El hecho de que no soplara el cierzo nos hace decantarnos por la carretera de Farlete, menos machacada por nuestras bicis.

El terreno tiene su exigencia, si bien desde Villamayor la carretera ya es ascendente salvo tímidos llanos, desde el cruce de Farlete se une el asfalto, que si bien está recientemente arreglado, no deja por ello de ser botoso y rugoso, lo que añade dificultad al asunto. Hasta el km. 10 desde el desvío, la carretera va picando hacia arriba, en tramos que van desde falsos llanos hasta rampas del 6%. Únicamente una bajada de 700 metros en torno al km. 5 nos da un cierto respiro. Tras pasar ese km. 10, se vuelven las tornas, y la carretera toma sentido descendente, que no abandonará apenas hasta la entrada en Farlete.

Hasta aquí habíamos llegado no hace mucho, aquella ruta que se vio truncada por un problema de logística (despertador) por mi parte que no sé si se recordará... Pero hoy vamos con la firme intención de hacer alto en Monegrillo. Salimos pues de Farlete, y afrontamos los 9 km que separan ambas localidades.

El terreno que nos precede está lleno de cortas subidas y bajadas, pero que en suma dan poquitos metros de desnivel que llevarnos a la boca. El rugoso asfalto de la zona hace parecer que subimos más de lo que realmente es.

Tras unos minutos divisamos nuestra meta, y superando el repecho de entrada al pueblo llegamos a Monegrillo.


Por una vez, y sin que sirva de precedente, hacemos dos paradas en el pueblo: la primera en el bar, como mandan los cánones, para hacernos con la coca-cola de rigor, y la segunda en la panadería del pueblo (imprescindible probar las magdalenas).

Salimos por el mismo camino que nos ha traído hasta aquí, y como siempre, la vuelta se hace mucho más rápida, tanto en cuanto el terreno es mayoritariamente favorable.

Finalmente, 84 km. y 600 metros de desnivel en 3h. 25min., para una media de 24,5km/h. De momento no se está salvando mal el mes de los excesos, veremos en lo que queda finalmente.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/155023032

Saludos.

miércoles, 11 de junio de 2014

Primer CIMA del año

Todavía con las carencias que había presentado la pasada ruta rondándome la cabeza, llegó el domingo, día en el que tenía prevista una salida desde Nigüella. Varias eran las opciones que fui barajando, pero finalmente me decidí por la más prudente en cuanto a kilómetros, debido sobre todo al asfixiante calor que se esperaba a partir de las 12 de la mañana. Aunque bien es sabido que menos kilómetros no representan menor dureza, ya que en esa ruta se incluía, por primera vez en lo que va de año, un CIMA: (ZA04) Viver de la Sierra.

Comienza el pedaleo en la mañana del domingo a las 7:40, con la esperanza de esquivar el calor del mediodía, cosa que lograría hasta cierto punto. Todavía a estas horas se nota un poquito el fresco que queda de la noche, aunque se nota en las zonas de sol que hoy hará su trabajo a base de bien. Desde Nigüella, atravesando Arándiga y Chodes, recorro un tramo de carretera de 10 kilómetros que me dejará en Morata de Jalón. En este tramo, la carretera es fundamentalmente favorable, salvo un repecho saliendo de Arándiga, de apenas 300 metros que alcanza el 7% de desnivel, y corta un poco el ritmo relajado de las piernas. Una vez en Morata, giro a la derecha dirección Morés.

Poco después, tras abandonar el pueblo y dejar atrás su fábrica de cementos (asombrosamente en marcha un domingo por la mañana), veo el pueblo abandonado de Villanueva de Jalón, que conserva una torre mudéjar, declarada Bien de Interés Nacional... en un núcleo de población no sólo deshabitado, sino que ni siquiera tiene entrada como tal desde la carretera. La única forma de llegar allí es dejar el coche en la carretera (cuidado con dónde, no hay arcén ni descansillo de tierra en esa zona) y escalar la montaña. Lógicamente, la torre mudéjar no ha tenido el más mínimo trabajo de restauración.

Las ruinas de Villanueva de Jalón, sobre el cerro a media distancia.

Sigo mi camino, atravieso Purroy y llego a Morés, donde me adelantan 4 integrantes del club ciclista Morata, que se dirigen a Sabiñán. Mi dirección es la contraria, así que pronto nos separamos. Tras un kilómetro de haber salido de Morés, llego al desvío de Sestrica y Viver, punto que se toma como el inicio del puerto.

Primera rampa de aviso a navegantes, pendiente del 8% aunque rápidamente suaviza, y deja el terreno hasta Sestrica, los casi tres primeros kilómetros, en torno al 4%. El terreno por el que me muevo son campos de cultivo de frutales, mayoritariamente cerezos. Algunos campos tienen temporeros en plena faena, de hecho.

Llego a Sestrica sin demasiados agobios, y cruzo el pueblo en un tramo que sirve como descanso, casi totalmente llano, y con incluso una pequeña bajada que me deja a los pies de los últimos 6 km. de ascensión, ahora ya sí, sin descanso ninguno hasta la cima.

Con calma, Adrián, despacito y buena letra. Comienzo esta zona de la ascensión con tiento, todavía con el recuerdo del sufrimiento de Jaulín en la cabeza, y reservo lo que puedo para más adelante, para que el puerto no se me haga demasiado largo, a pesar de que noto las piernas más ligeras que en la ruta anterior. En este tramo de la ascensión, se mezclan zonas que rondan el 6% con rampas del 10-11%, que te hacen dar el do de pecho. Supero estas últimas como buenamente puedo, aumentando de altitud rápidamente.

Curioso arco a mitad de ascensión.

Parte de la subida. Vista hacia atrás.

Los kilómetros pasan despacio, pero pasan. Poco a poco la pendiente se hace más estable, en torno al 7%. Las rampas de doble dígito quedan atrás, pero el cansancio acumulado durante el puerto hace mella. Con menos de 2 km. para coronar, al girar en una curva a la izquierda, aparece nuestro objetivo.

Ya casi estoy arriba... Viver me observa.

Por fín, tras casi 45 minutos de subida, corono el puerto:

Entrada al pueblo, y fin del puerto.

Altimetría del puerto.

Sin más dilación, me aventuro puerto abajo, pues la carretera finaliza aquí, y no hay más salida que volver por donde he venido. Tras haber descendido menos de dos kilómetros, cojo un bache o una piedra (todavía ahora no estoy seguro... creo que fue una piedra, el asfalto estaba bastante bien) con el resultado de un pinchazo. Paro, cambio la cámara, compruebo (en lo que se puede a pie de carretera) que no llevo nada en el interior de la cubierta (el llantazo había sido evidente, pero nunca está de más) y continúo hacia abajo, extremando el cuidado. Ya no llevo más cámaras de repuesto.

Vuelvo al cruce anterior, tras completar el descenso, y me dirijo a Brea, para lo cual tengo que superar el alto de la Campeja. Tres kilómetros al 6% de desnivel medio, muy constante y sin rampas superiores a esos dígitos. No llevo malas sensaciones, y lo subo sin excesivos problemas, a pesar de que la ruta se va acumulando.


Tras coronar el alto, desciendo y entro en Brea de Aragón, para realizar la parada más que merecida. Una vez descansado un poco del esfuerzo realizado, salgo de Brea dirección Illueca, dejando el pueblo a la derecha a través de la variante, y enfilando dirección Tierga. Comienza la última ascensión, el alto de Illueca. Unos 4 km al 4%, que ya subí recientemente con Julián, no hace más de dos meses. Y como en aquella ocasión, la acumulación de esfuerzos y el estado del asfalto me hace la subida más dura de lo que debería, aunque sin grandes crisis.



Termino la ascensión, y tras un tramo de llaneo con pequeños repechos arriba y abajo (hasta el km 36 de la altimetría) desciendo dirección Tierga. En este tramo también maximizo el cuidado, ya que la carretera no está para muchos aspavientos. Lo cierto es que esta vertiente por la que desciendo es más escénica y bonita que aquella por la que he subido. No tardaré en subirlo al revés.

Tras concluir el descenso, en una curva a la izquierda, diviso Tierga.

Tierga.

Giro a la derecha, tomando la dirección de Mesones de Isuela, y tras 12 km de repechos y bajadas, pero con más tramo favorable, llego a Nigüella, punto de origen de esta ruta.

Todo esto en sólo 70 km y 1163 metros de desnivel (aunque Strava se me va hasta los 1522... por alguna razón esta aplicación dispara desorbitadamente el desnivel en esta zona de Aragón). Tiempo total, 3h 41min, con una media de 19,1.

Mejores sensaciones sin duda que el día anterior, y un empujón anímico para seguir adelante, que a veces no está de más.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/151084756

Las altimetrías son cortesía de Adrián Lorente.

Saludos.

viernes, 6 de junio de 2014

A veces toca sufrir...

La mañana del jueves empezaba temprano para mí, todavía no eran las 7 de la mañana cuando ya iba a la cocina, me preparaba el desayuno y me iba poniendo en marcha, para la salida que Julián y yo teníamos planeada. El día de fiesta semanal que me corresponde cuando voy de mañanas es gloria bendita para salir, sobre todo con este tiempo.

No habían dado las 8 cuando ya estaba encima de la bici, en busca de mi compañero de fatigas. 15 grados de temperatura a estas horas, teniendo en cuenta el día soleado que se nos presentaba, ya daban cuenta de lo que sería una jornada calurosa, y que nos llevaría al alto de Jaulín, carretera que Julián no había catado todavía con el asfalto nuevo.

Salimos, pues, hacia allí, como tantas otras veces rodeando Zaragoza a través del tercer cinturón, y saliendo por el Parque de Atracciones y Fuente de la Junquera a la rotonda de Valdespartera. Apenas nos encontramos a ciclistas, quizá porque nos hemos adelantado un poco, aunque el tráfico es bastante denso. Imagino que son cosas de salir por aquí entre semana.

Sin demasiadas novedades (salvo la mencionada falta de ciclistas) llegamos a María de Huerva, tras superar ese pequeño repecho que tiene a la entrada, unos 300 metros al 3-4%. La carretera, como siempre, va picando hacia arriba, lenta pero constantemente. Ya noto con estos primeros esfuerzos que algo no va como debe, y parece que la reserva de fuerzas es menor que de costumbre.

Tomamos el desvío de Botorrita, y nos dirigimos a Jaulín. De nuevo nos recibe esa rampa del 7-8% a la entrada de Botorrita, atravesamos el pueblo (sin reasfaltar... ahora todavía se percibe peor el asfalto) y vamos ascendiendo hacia nuestro objetivo.

Repecho de entrada a Botorrita.

Poco antes de llegar a Jaulín, subimos un fuerte repecho, de apenas un kilómetro, con picos del 9%. Llevo la respiración bastante fuerte, y las pulsaciones parecen subir más de lo que solía ser. Sigo con síntomas de un mayor cansancio del esperado desde el comienzo de la ruta, paulatinamente acentuados. Tras el repecho, una pequeña recta favorable y entramos en el pueblo.

Desde aquí, 6,5 km hasta arriba, de los que los tres últimos constituyen la zona más dura del puerto, en torno al 6-7%, aunque en los anteriores también hay un par de rampas de esa magnitud. Es en esta zona previa al puerto donde definitivamente me doy cuenta que voy bastante por debajo en cuanto a forma física que las últimas salidas. A fin de cuentas, una boda, una despedida de soltero, una ruta (llana) en los últimos 20 días... al final pasa factura. Cuando comienza la parte final, los tres últimos kilómetros, ya concienciado de mis límites, subo piñones, cojo una marcha sostenible, y despacito para arriba. Julián se va, pedalada tras pedalada se distancia un poco más, sin necesidad de hacer grandes esfuerzos. Consciente de que puedo ser una carga, en lugar de aferrarme a su rueda, me centro en subir a mi ritmo, intentando no vaciarme por completo.

Alto de Jaulín.

En este tipo de situaciones es cuando se comprende que este deporte no es sólo físico. El aspecto mental juega mucho también, ser capaz de tener la cabeza fría en los momentos críticos.

Tras unos minutos que se hacen largos, muy largos, los últimos metros suavizan la tortura, anunciando el inminente fin de puerto. Dos pequeñas curvas a la izquierda y nos encontramos con la virgen que existe en lo alto. Es hora de dar la vuelta.

Iniciamos el descenso, que se hace rápido, ya que a la pendiente se suma la buena visibilidad de todo el puerto y el impecable asfalto. Salvo un par de curvas, donde tienes que echar buena mano de los frenos, la velocidad no baja de 30-35 km/h. Volvemos a Jaulín y nos tomamos el merecido descanso.

Tras un refresco, tomamos dirección Zaragoza, con terreno ya favorable hasta el inicio de nuestra ruta. El viento nos incomoda algo la vuelta, pero gracias a él evitamos un problema serio con el calor. Llegamos a casa con cerca de 30º.

Finalmente, 84km y 819m de desnivel acumulado en 3h 52min, para una media de 21,7 km/h. Una buena salida con una gran lección. Hay que tener cuidado con la forma, que el cuerpo se acostumbra muy pronto a la buena vida.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/149690743

Saludos.
Adrian.

lunes, 19 de mayo de 2014

Por la Sierra de Erla y Las Pedrosas

Ha amanecido muy pronto esta mañana, a pesar de no cenar ayer en casa y de que todo apuntaba a quedarse en la cama por lo tarde que terminó el día, pero todavía no eran las 7 cuando he abandonado las sábanas (mi esfuerzo me ha costado) y me he preparado para comenzar la salida de hoy.

La idea era salir a las 7:30 de la mañana, aprovechando que amanece ya muy temprano y se puede aprovechar más el día. Pero al final me he retrasado un poco, (cosas que pasan cuando tienes sueño, que el tiempo pasa volando) y he acabado saliendo a las 7:50. La mañana está más fresca de lo que esperaba, pero confío en que el sol acabe siendo mi aliado al poco rato, y arranco con un poco de frío.

Me dirijo a Villanueva, todavía con varias ideas en la cabeza, sin saber muy bien por dónde tirar. Finalmente, y como ya hacía tiempo que no pasaba por allí, decido dirigirme a Castejón de Valdejasa.

Nada más entrar en la carretera de Castejón, me encuentro la primera sorpresa. Resulta que el firme que habían dejado, con las líneas pintadas en amarillo, no va a ser el definitivo (de ahí que estuviera con lineas amarillas de obras), aunque aquí en Aragón nunca sabe uno a qué atenerse. Los primeros kilómetros están cubiertos con otra capa más de asfalto, esta sí preparada para pintar las líneas en blanco.

Asfalto definitivo (imagino...)

Este ya es el cuarto asfalto que piso por aquí desde que comenzaron las obras... Es un poco más fino que el anterior, y el rodaje sobre él es bastante más cómodo. Al poco rato, vuelve el piso anterior, ya que este todavía no está muy extendido.

Asfalto provisional - en obras

Poco a poco, me acerco a la dificultad de la jornada, que sería el alto de San Esteban. Al menos en principio... porque todavía no tengo claro cómo va a seguir la mañana.

El alto de San Esteban me recibe como siempre, con su rampa del 6% nada más empezar. No es que sea mucho porcentaje, pero coincide con una de las rampas más duras de todo el puerto. En total son 7 km, con un porcentaje medio que ronda el 3,5%, aunque es bastante irregular, alternando falsos llanos e incluso pequeñas bajadas con tramos del 6-7%, e incluso una rampa del 8% que ha surgido a partir del reasfaltado.

Rampa del 7%

Además, salvo entre los km. 5 y 6, estas rampas no tienen demasiada continuidad, y son seguidas con otras del 2-3%, o, como digo, pequeños descansillos.

Me voy encontrando bastante bien de piernas, y llego arriba con buenas sensaciones.

Cartel del alto.


Nada más coronar, el firme cambia de nuevo, y me vuelvo a encontrar con mi viejo amigo, el antiguo asfalto de esta carretera. No creo que esté peor que estaba antes de las obras, pero con el brusco cambio entre uno y otro, la dejadez del viejo se hace todavía más patente.

El cambio es más que evidente. Y eso que la foto no le hace total justicia...

Llego a Castejón tras completar el descenso, con las manetas de freno incrustadas en las palmas de las manos, sorteando baches a diestro y siniestro, e incluso teniendo que hacer de agente de tráfico cuando un coche quería adelantarme en el justo momento que me encontraba de frente un grupo de compañeros (y todos a la vez no cabíamos, naturalmente).
Y como me encuentro bien de piernas, y hace mucho que no subo el alto de Sierra de Luna... para allá que me voy. Giro a la derecha, enfilando dirección Sierra de Luna y comienzo la ascensión de dicho alto.

Afronto la cara amable del puerto, ya que son 6 km bastante suaves en general, con los 4 primeros rondando el 2%, llegando al 4% en muy contadas ocasiones, y dos últimos km algo más duros, pero sin sobrepasar en ningún momento el 6%. Eso sí, el viento, suave hoy por suerte, comienza a entrar de cara en algún tramo, y el asfalto también contribuye a endurecer la subida. Al fin y al cabo, no deja de ser un camino vecinal asfaltado (CV-851).

Parte de la subida.

La carretera se va encajonando poco a poco, hasta el punto de parecer no tener salida, entre las Sierras de Erla y de Las Pedrosas (enfrente, en la foto).

Llego a la cumbre del alto, y hago una parada en el camino, recreándome con las vistas que se pueden disfrutar desde allí.

Impresionantes vistas desde la cima.

Afronto el descenso, de nuevo con mucha precaución, ya que además de los numerosos baches, hay bastante gravilla suelta en los laterales. Por este lado la subida se hace más dura y es mucho más escénica. 6 km en total, aunque en los tres últimos abundan rampas del 7 y el 8%. Además, el paisaje es espectacular.

 Parece mentira que esté en Zaragoza.

Termino el descenso entrando en Sierra de Luna, sigo recto hasta la nacional y giro a la derecha, para hacer la parada en el pueblo contiguo de Las Pedrosas, que daba nombre a la sierra que se ve en la foto.

Tras un descansito corto, de apenas 15 minutos, salgo de nuevo hacia Zaragoza. Desde Las Pedrosas, poco que contar, carretera nacional de continuo hasta casa, con tramos descendentes o llanos en su mayoría, y sin demasiado atractivo. El disfrute ya lo traigo conmigo.

Llego a casa después de 4h 59min, con 110 km en las piernas, a una media de 22 km/h, y un desnivel acumulado cercano a los 900 metros. Y lo más importante, con ganas de repetir muchas como esta. Con las pocas ganas que tenía de salir por la mañana...


Saludos.

sábado, 17 de mayo de 2014

"Contratiempo" y marea

A veces, una cosa es la idea que llevas en la cabeza, y otra muy distinta la que al final puedes llevar a cabo. Y si bien la idea era llegar a Monegrillo el pasado jueves, para lo que Julián y yo habíamos quedado a las 8 de la mañana, no es menos cierto que pronto se truncó el plan inicial.

Un contratiempo con el despertador hizo que me despertase a las 8:10, y eso porque Julían me llamó al móvil, para ver porqué no bajaba. Con gran impotencia, acordamos que él se vaya por delante, tranquilamente, mientras yo me cambio y salgo en su búsqueda. Apenas 20 minutos después estaba ya dando pedales, con el traje de faena.

Salgo rápidamente hacia la carretera de Villamayor. Desde un primer momento, por la cabeza me pasa la idea de no cebarme, a pesar de ser muy tentador. Julián va por delante, me va esperando, y el cuerpo tiende a dar un poco más de sí para intentar ganar terreno. Pero la carretera que me va a tocar rodar es muy traicionera, y esforzarme más de lo debido puede pasarme factura. Así que intento, sin demasiada fortuna, que sea la cabeza quien gane al corazón en este caso, y me haga ir a un ritmo sostenible.

Llego a Villamayor, y continúo hacia delante. Primeras rampas de un terreno que siempre tirará hacia arriba, hasta el cruce de Farlete, unos 10 km. más adelante. A la salida del pueblo, una rampa del 6% con curva a derechas comienza a probarme las piernas. Salgo airoso, y las sensaciones no son malas. Seguimos hacia adelante.

Cuando alcanzo la entrada del cementerio, me quedo pensando en el tiempo que llevo, que si en ese punto suele rondar los 30 minutos, hoy llevo poco más de 26. Me estoy dando caña, espero que no demasiada. La mente me avisa sobre posibles excesos, aunque sigue siendo difícil controlarme. Inconscientemente voy más deprisa de lo normal.

Sigo subiendo, y sin grandes apuros me voy acercando al cruce de Farlete, donde diviso ya a Julián. Me comenta que ha ido con mucha calma, y que apenas hace 5 minutos que está allí. Fresco como una rosa de piernas, cuando a las mías les he metido cera de la buena... veremos como acabamos el día.

Tomamos el desvío de Farlete, ya el uno en compañía del otro. El primer tramo, a pesar del arreglo de la carretera, es bastante botoso, y es que se han dejado pocos euros en este tramo... pero bueno, mejor poco que nada. La carretera sugiere hacer la trazada por el centro, y teniendo en cuenta que nos encontramos tres coches en los 17 km. desde el cruce, desde luego es la mejor opción.

Los primeros 4 km desde el cruce son siempre subiendo, en ocasiones rampas del 4-5%, otras veces sólo una ligera ascensión. Vamos hablando, lo que hace que nos lo tomemos relativamente calmados. Llegamos a una zona de molinos, y a partir de ahí, la carretera se hace algo más llana. En pocos tramos es realmente plana, pero las subidas se alternan con bajadas en un terreno de asfalto rectilíneo. Hasta 6 km sin curva alguna, rodeados de campos hasta donde alcanza la vista. Ni un arbol, ni una población, ni una granja. Sólo campos yermos. La verdad es que resulta un poco abrumador.

Afrontamos un tramo de bajada, alternado con llanos, que nos deja a los pies de Farlete. Todavía pensando en si seguir con el plan inicial (Monegrillo), decidimos finalmente quedarnos aquí, por motivos de tiempo fundamentalmente.

Entrada a Farlete.

Nos metemos por una de las calles del pueblo, hasta encontrar un bar donde hacer un descanso. Desde allí, se ve una buena panorámica de la torre de la iglesia.
Tras el refrigerio, vuelta por donde hemos venido. El viento que nos había ayudado a la ida nos perjudica ahora, pero el asfalto cambia a la inversa. Y pasados los kilómetros, comprobamos que el factor carretera es más importante que el viento, tal y como avazamos a ritmos de 28-30 km/h. Volvemos a salir a la carretera de Villamayor, y enfilamos hacia casa.

No fue una gran mañana de pedaleo, pero se pudieron salvar los muebles con 65 km y 465 metros de desnivel en 2h 45min, para una media de 23,7 km/h.


Próxima salida, si no pasa nada, el domingo, con ruta aún por determinar. Llevo idea de hacer otra de mis rutas largas... pero todavía no tengo pensado por dónde. A buen seguro, habrá que sacar tiempo para dar detalles por aquí.

Saludos.

domingo, 11 de mayo de 2014

El cierzo manda

Hace ya tiempo que tanto Julián como yo tenemos en la cabeza la idea de hacer una ruta por Farlete y Monegrillo, sobre todo desde que reasfaltaron la carretera, pero el tema no es tan sencillo como pudiera parecer. De hecho, hoy era el día señalado para hacerla, pero el cierzo, ese famoso personaje que tanto gusta de hacerse de notar por estas tierras, ha vuelto a hacer acto de presencia, obligándonos a un cambio de ruta. El problema, que la carretera de Farlete, a la vuelta, es en contradirección del cierzo. Y si sopla... mejor no intentarlo.

Así pues, con este panorama, salimos a las 8 de la mañana hacia Leciñena por Peñaflor. El día ha amanecido bastante agradable de temperatura, a pesar del viento que ya sopla, y que nos da de costado. El mismo asfalto de siempre, muchos baches y gravilla suelta a pesar de que la impresión general no es mala. Se nota que es domingo temprano, apenas nos encontramos coches en el trayecto.

Llegamos al cruce de Leciñena, giramos a la derecha y comenzamos a subir ligeramente. Desde aquí, y hasta casi llegar al citado pueblo, la carretera va aumentando de altitud, aunque lo hace de forma suficientemente ligera para no incomodar demasiado. Además, el cierzo juega ahora a nuestro favor, lo que todavía lo hace más llevadero. Tras 13 km, llegamos a la parte más alta del cruce, y descendemos rápidamente, entrando en Leciñena.

Giramos a la derecha, y nos proponemos subir el alto de Alcubierre. Vamos con tiempo, ya que hemos salido pronto, y aunque la forma física no es la mejor, para allá que nos vamos. Este puerto consta de 5 km, aunque tiene un par de descansillos - bajadas en medio, que lo hacen más llevadero. Lo peor, los dos últimos km, en torno al 6%. Debido al ajetreo de esta última semana, mis piernas se acaban resintiendo al final de la ascensión, y los últimos metros se me hacen un poco largos, pero coronamos sin mayor problema.



Alto de Alcubierre.

Damos la vuelta y bajamos de nuevo a Leciñena para hacer la parada. El cierzo que hasta ahora nos favorecía, más en unos puntos que en otros, nos vendrá a partir de ahora en contra, y en el descenso del puerto tenemos las primeras muestras. 
Nos dirigimos a Perdiguera, que pasamos no sin antes afrontar ese pequeño repecho al 7% que tiene para entrar (apenas 300 metros). El cierzo es cada vez más fuerte, sin llegar a ser un problema serio, pero llegando a la categoría de "molestia importante". Vamos dándonos relevos, mientras la bici se mueve al compás de los bandazos que recibimos a lo ancho del arcén.

Entre Perdiguera y Villamayor. Las amapolas nos flanquean el paso.

Tras cruzar Villamayor, llegamos a Zaragoza para poner fin a la salida de hoy. Finalmente, 80 km, con 670 metros de desnivel, en 3h 32min, a 22,5 km/h de media.
Saludos.

lunes, 14 de abril de 2014

Superando los 100

Va entrando la primavera, llega el buen tiempo, y va siendo hora de alargar las rutas y hacerlas poquito a poco más exigentes. La ruta de hoy me ha llevado hasta Fuendetodos por Jaulín, para hacer la vuelta por Villanueva de Huerva y Muel. Pero vayamos por partes.

Comienzo el día a las 6:55 de la mañana (pufff), la idea es hacer ruta larga y no es cuestión de llegar a las 5 de la tarde... así que toca madrugar. Salgo de casa a las 8:10, y por el tercer cinturón salgo a la carretera N-330, dirección Muel.

La mañana, aunque algo fresca, está animada, y veo varios grupos de ciclistas en distintas zonas, algunos esperando a otros compañeros, grupos que ya han salido... al cabo de unos kilómetros, antes de llegar a Cuarte de Huerva, adelanto a otro ciclista, que se pone a mi rueda hasta el cruce de Botorrita. 12 km con el tío pegado detrás como una lapa, ni siquiera le da por hacerme un relevo... encima tiene suerte, nada más desviarme yo, le alcanzan otros dos (a los que también se pone a rueda...)

Bueno, el caso es que me meto hacia Botorrita. El día iba a ser duro, y así me lo recuerda el pueblo nada más llegar:

Repecho al 8% para entrar en Botorrita.

Tras este comienzo, que me recuerda que el día va a ser más largo de lo habitual (y más exigente), continúo por la carretera de Jaulín, que ahora con el reasfaltado es una gozada pisar (sí, ya sé que lo he dicho muchas veces... tanto la tuve que sufrir)

Otro de los repechos. El asfalto, como puede verse, impecable.

Cruzo Jaulín, y me dirijo al alto al que da nombre. Un kilómetro y medio al 4%, seguido de otro km. llano, para acabar con 3 km. que superan el 5%, con varias rampas del 7%, y una del 9% que han creado al cambiar el trazado de una curva a derechas.

Comienzo de los tres últimos km. Esos dos suben mejor que yo.



Subo tranquilamente, sin cebarme, que queda mucha tela que cortar todavía, así que poco a poco acabo coronando el alto. Me encuentro allí con varios coches de apoyo para ciclistas, de varios grupos que llevo por detrás. Realmente hoy me he encontrado mucha gente, tanto en solitario como en grupo.

Continúo hacia Fuendetodos, pero nada más coronar, el asfalto cambia. Suponía que estaría todo asfaltado entre ambos pueblos, pero los arreglos de la carretera no han llegado para tenerla completa. Tramos nuevos se intercalan entre tramos viejos, y mientras cruzo el parque eólico de Fuendetodos me tocan zonas de asfalto infame (la de toda la vida, vaya)


En esta foto entre aerogeneradores, se puede ver, a la izquierda, el cambio de asfalto.

Pasan los kilómetros, y tras otro repecho que me hace dar chepazos sobre la bici, llego a Fuendetodos. Lo cierto es que te encuentras la estampa del pueblo de repente, tras una curva a la derecha con la que dejas a un lado el cerro que te la oculta continuamente.


Atravieso el pueblo, y llego al cruce con la carretera A-220. Si giro a la izquierda, dirección Belchite, llaneo 2 km, luego descenso pronunciado hasta el desvío de Puebla de Albortón. Versión difícil de la ruta, 6 km más larga y con una ascensión de 6 km al 4,5%, aunque era la opción A cuando salía de casa. Si por el contrario giro a la derecha, dirección Cariñena, tendré también un llaneo de 2 km, descenso menos pronunciado hasta Villanueva de Huerva. Desde ahí, repechos y el alto de Mezalocha, 2,5 km. al 4%. Las piernas no están en este momento en las mejores condiciones, y elijo girar a la derecha, haciendo la ruta menos dura. Tiempo tendré a lo largo de este año para hacer la otra, con mejor fondo.

Así pues, me dirijo a Villanueva de Huerva, y tras el descenso del alto de Fuendetodos, me recibe como ya lo hizo Botorrita unos km. antes:

500 metros al 7% para entrar en el pueblo.

Hago aquí una parada técnica para refrescarme. Son las 11:30, y el sol comienza a calentar fuerte. Menos mal que viene algo de cierzo, que se agradece bastante, y eso que es raro que nos venga bien el viento...

Tras el merecido descanso, me dirijo hacia Muel. Entro en una zona de continuos repechos, terreno que va picando hacia abajo se alterna con fuertes subidas que, aunque cortas, van castigando progresivamente las piernas. El estado de la carretera deja bastante que desear, y varias veces tengo que esquivar baches lo suficientemente grandes como para dejarme las ruedas (y los dientes). Dejo a la derecha la bodega Señorío de Aylés, y afronto el alto de Mezalocha.

Bodega Señorío de Aylés.

Parte final del alto de Mezalocha.

Corono el alto, y comienzo el descenso sin coger mucha velocidad, ya que los baches son continuos, y la carretera no está para filigranas (la misma de la foto de arriba). Tras otros 5 km de llaneo, llego a Muel, y salgo a la Nacional. 

Desde allí, 27 km hasta Zaragoza sin mayores complicaciones. Terreno favorable, ya que la carretera va picando continuamente hacia abajo, y el suave viento no supone una gran molestia, aun viniendo de cara. De hecho me ayuda a regular la temperatura, que ya es mediodía y el sol está haciendo de las suyas. Parece mentira que estemos en abril.
En este tramo me lo tomo con calma, para no llegar demasiado cansado a casa, y voy rodando en torno a los 27-29 km/h.

Tras entrar en Zaragoza, de nuevo por el cinturón hasta casa. A las 13:45 abro la puerta de casa.

Finalmente, aunque no me atreví con la opción A, bastante contento de la ruta que salió al final: 109 km en algo más de 5 horas de pedaleo, para una media de 21,6 km/h, y un desnivel acumulado de algo más de 1000 metros. Primera ocasión en que pasamos a las tres cifras en kilometraje este año. Espero que haya más de estas, sería una gran señal.


Saludos.

martes, 25 de marzo de 2014

Las encerronas del Aranda

De vez en cuando apetece hacer algo que se sale un poco de la costumbre, y aprovechando que este lunes tuve fiesta hipercoril, engañé a mi suegro y compañero de batallas Julián, y nos fuimos a Nigüella a hacer por allí una ruta y enseñarle las bonanzas paisajísticas de la zona.

Salimos de Zaragoza a las 8:20, y llegamos poco después de las 9 al pueblo. Nos cambiamos, y sin más, a las 9:30 nos ponemos en marcha dirección Mesones. Tengo varias opciones en mente, pero el viento, cierzo moderado, me hace descartar algunas antes de empezar, para no encontrarnos con viento en contra al final de la ruta, cuando más cansados estemos.

Llegamos a Mesones, cruzamos y seguimos hacia Tierga. El viento se hace cada vez más molesto, y por un momento pienso si no me habré equivocado de día... pero como el abandonar no es una opción, allá que seguimos, dándonos relevos cortos para dosificar.

Pasamos las minas, coronamos el primer alto y llegamos a la zona de toboganes que antecede a Tierga. Se cumplen 12 km. cuando cruzamos el pueblo, aunque parece que llevemos 30. ¿Y ahora, hacia dónde vamos?

Pensando en el aire que nos iba a azotar si nos atrevemos (si osamos) a subir el puerto de la Chabola (los cinco km centrales son completamente al descubierto), optamos por ir hacia Calcena. Y claro, bien, lo que se dice bien, no lo pasamos.

Desde el cruce hasta Calcena, 16 km de repechos, subidas, bajadas, vuelta a subir, vuelta a bajar. Muchísima carga para las piernas, que empiezan a acostumbrarse a la subida cuando les toca coronar un repecho, y pierden tensión cuando las bajadas terminan, volviendo a exigirles subir. Un terreno muy propicio para desfondarte, como casi está a punto de pasar. A lo que, por cierto, hay que sumar el cierzo de cara... Con más coraje que fuerzas, conseguimos llegar a "la cara oculta del Moncayo". Imagino que la famosa frase de Calcena hace referencia a que no se ve el pueblo hasta apenas 500 metros antes de llegar.

Subimos hasta el cruce de la carretera de Oseja, y hacemos una pequeña parada para hacer un particular recuento de fuerzas. Contemplamos las opciones, Julián me pregunta qué nos depara cada opción, y finalmente decidimos hacer la ruta tal y como tenía previsto: afrontamos la Crucija, dirección Oseja, por la vertiente Norte.


A pesar del puerto en sí, se agradece que la pendiente sea un poco más constante, alejarnos del sube-baja anterior, y, sobre todo, resguardarnos del cierzo. El paisaje al comienzo de la ascensión es impresionante, cañones de caliza que va formando desfiladeros, cuevas y amplias paredes... Se puede apreciar algo en esta foto, tomada en una ruta pasada en septiembre:


Coronamos tras 4,5 km al 4% de media, con alguna rampa del 8%, y el eterno Moncayo nevado a nuestra izquierda como testigo. Enseguida iniciamos descenso, bastante rápido a pesar de los baches del asfalto. Como era de esperar, apenas nos cruzamos a nadie en todo el cruce, situación que se mantendrá hasta las inmediaciones de Illueca.

Bajamos la vertiente sur de la Crucija, y enfilamos a la izquierda dirección Jarque, con terreno también favorable y viento a favor que nos hace llegar rápidamente. Son las 12:30 de la mañana, y llevamos 46 agotadores kilómetros. Paramos y almorzamos en Jarque.

Salimos alrededor de las 13 horas, con las fuerzas repuestas y el cielo encapotado. Ya llevamos bastante tiempo con nubes, pero conforme va avanzando el día, la amenaza de lluvia va siendo mayor. La previsión que había visto daba lluvia a partir de las 14h... y sólo quedan 60 minutos... y estamos en Jarque.

Bueno, llegados este punto, si nos tenemos que mojar un poco, nos mojamos. Tiramos hacia Illueca (carretera infame la que hay por aquí, por cierto) a través de terreno también favorable, y giramos a la izquierda en la primera entrada, buscando la carretera que nos lleve a Tierga, y que encontramos nada más cruzar el río Aranda.

Tras un primer kilómetro de tanteo, y de superar el temor de que la carretera estuviera impracticable (hacía años que no paso, pero no parece estar mal del todo), comenzamos a ascender el alto de Illueca, que si bien no es gran cosa, a estas alturas de la película cuesta más de lo normal.


En este caso, algo más de 4 km al 3% de media, algo más exigentes los dos últimos, aunque sin grandes rampas, bastante tendido. Tras coronar, comenzamos a notar las primeras gotas. Descenso rápido, buscando Tierga. Cruzamos esta vez el río Isuela y giramos a la derecha, encaminándonos a nuestro lugar de origen.

Este último tramo, Tierga - Nigüella, lo hacemos rápidamente, ayudados del cierzo que nos dificultaba las cosas a la ida. Por esto se busca tenerlo de cara al comienzo, para que te preste su ayuda cuando más lo necesitas. Salvamos los dos repechos existentes en esta zona, para vislumbrar las minas y las inacabables rectas que nos llevan hasta Mesones. Cruzamos el pueblo, y apenas sin darnos cuenta llegamos a Nigüella, sanos, salvos y secos. Bajarnos de la bici para volver a montarla en el coche y echarse a llover, todo uno. Nos salvamos de la mojadina por los pelos.

Al final, jornada redonda, Julián conoció una zona con un paisaje muy atractivo, y yo pude volver a degustarla en todo su esplendor.  72 km. en 3h 44min, a poco más de 19 km/h de media.

Saludos.