viernes, 31 de enero de 2020

Jaulinada temprana

Tercera salida del año, no ha sido el enero más productivo que podía imaginar pero no termino el mes descontento. En esta ocasión es para retomar el camino con Roberto, un compañero de trabajo que se anima en ocasiones a acompañarme.

Son las 8:20 de la mañana cuando salgo de casa, y después de encontrarnos, y con algunas dudas sobre la ropa a emplear (el día está bastante agradable, sobre todo para ser enero) salimos en dirección a la carretera de Teruel, clásica donde las haya entre los amantes de las dos ruedas.

Nos encontramos a bastantes compañeros, varios grupos pertenecientes a clubes. Pero sobre todo tenemos mucho tráfico. Que sea sólo festivo en la capital tiene mucha culpa de ello.

Primer tramo de charla, rodando sin pausa pero sin prisa, que luego llegan las rampas y las piernas nos pesan. Mis piernas van asimilando bien los kilómetros, pero a Roberto parece que le pesan más de lo acostumbrado. Lleva casi dos meses parado y el cuerpo es muy dado a relajarse. Aunque es cierto que apenas lo noto en el viaje de ida.

En cuanto a la ruta, lo típico de estas salidas con Roberto, que suele andar a buen ritmo en el llano, pero le falta un puntito en la subida. Lo importante es que cada uno coja su ritmo para subir, es la manera ideal de hacerlo.

Llegamos a Jaulín, el tiempo es espectacular. Sol entre nubes, apenas un poco de aire. Se superan los 12 grados de temperatura, y casi nos sobra ropa. La vuelta será también propicia, gracias al aire (y al menor esfuerzo necesario).

En torno a las 12:30 entramos en Zaragoza, dejando para nuestra cuenta particular 71 kilómetros más. Y una gran mañana de bici, que sobre todo con el estrés diario que sufrimos, es muy de agradecer.

domingo, 19 de enero de 2020

Hay que aprovechar el sol

Segunda salida del año, hoy hasta Ontinar de Salz, aprovechando los rayos de sol que nos dejan estas nieblas casi perennes en Zaragoza.

Mi intención primera de salir el domingo se ha visto frustrada por el mal tiempo que dan, lluvia y cierzo por doquier. Así que, a pesar de no hacerme mucha gracia eso de salir por la mañana y tener que ir a trabajar por la tarde, no parece que me quede mucha opción, con lo que hago por madrugar y me preparo para salir.

Los mellizos se han debido dar cuenta de mis intenciones, y cuando no era todavía de día (y su buen rato que le quedaba, todavía contaba con una buena hora de sueño), me han despertado a voz en grito, que si no era hora ya de levantar. Tras desayunar con ellos, me visto de torero y salgo dirección Ontinar de Salz. Día bastante fresco, pero con promesa de sol desde el cielo, a tenor de las pocas nubes reinantes.

Desde el comienzo me encuentro a bastantes compañeros, hoy era buen día para todos, y los sábados las carreteras habituales se llenan de ciclistas, más o menos entrenados. Los de enero solemos ser los que llevamos ya callo encima de la bici.

La ruta en general se hace bastante amena, con alguna conversación esporádica con otros grupos que me voy encontrando, a veces de charla y otras de relevos, exprimiéndonos un poco más durante algunos kilómetros. De esta forma llego al cruce de entrada de Ontinar, donde hago la parada.

He tenido la suerte de encontrarme hoy a un viejo amigo en el bar donde tomo café, se trata de Jesús, del que poco sabía desde hacía varios años. Una de esas amistades especiales que te da la bici, más allá de las diferencias de opiniones, de vida o de generaciones. Recordamos viejas hazañas y nos ponemos un poco al día de nuestros presentes.

Sin más tiempo que perder, vuelvo hacia Zaragoza, despidiéndome de Jesús, al que dejo en Ontinar (cosas de las prisas, otro día podré perder más tiempo). Llego a casa en torno a las 12:30, tras poco menos de 3 horas sobre la bici para 71,56 km.

Ruta Strava:  https://www.strava.com/activities/3023233323/embed/c5b9eb75d51e05b1894e424993996ce46d5b0eb0


lunes, 6 de enero de 2020

Comenzamos 2020

Tras un montón de tiempo con el blog en el dique seco, me he dado una nueva oportunidad de narrar, para quien tenga a bien leerme, mis aventuras y desventuras sobre la flaca, amén de otras historias de similar calibre.

Con un 2019 terminado con 3000 km en las piernas, la participación en la Challenge 80 de la Montsec-Montsec para mayo, y la mayor proporción metros ascendidos/km desde que salgo en bici, inaugure el 2020 como no podía ser de otro modo, buscando subir un poquito, aunque las piernas no estaban muy por la labor debido a los excesos navideños.

9:15 de la mañana, salgo de casa con 0°C en el termómetro, aunque sin niebla. Cruzo Zaragoza casi de lado a lado y salgo por Miralbueno dirección La Muela, objetivo final de la ruta. Paso por el Camino de Bárboles, el aeropuerto y Plaza. Conforme me alejo de Zaragoza voy ganando altitud, lo que me hace entrar en calor, además del sol, que llevábamos días sin disfrutar por culpa de la niebla.

Cruzo Ciudad Zaragoza Golf, un macropelotazo urbanístico que se quedó en el aire, lleno de cimientos de chalets, que miran tristes e inacabados. Allí solo vive una decena de personas, en el único bloque que acabaron entregando antes de quebrar. ¿Cuanta gente quedaría atrapada en deudas y sin casa?

Tras dejarlo atrás, cruzo el polígono Centrovía y afronto la subida a La Muela, 1'5 km de ascensión con rampas entre el 4 y el 8%, entre pinares.  Las piernas se resienten, han perdido algo de forma, pero llego arriba sin demasiado problema.

Parada para el café, y vuelta para Zaragoza, por el mismo camino y casi siempre favorable. Finalmente, 69 km y 622 de desnivel, que para comenzar el año no es moco de pavo.

Ruta Strava: https://strava.app.link/Tm5yuWUY12

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Nuevos territorios, misma provincia.

Acabo de comprobar que llevaba casi dos años sin publicar una entrada del blog... y ya no sabía si seguir con el mismo o hacer uno nuevo. Pero como al fin y al cabo se trata de lo mismo, seguiremos aquí, donde lo dejamos, por los motivos que ya todos sabéis.

Además de faltarme tiempo, también es cierto que no acababa de motivarme el hecho de que las rutas que iba haciendo eran las mismas que venía haciendo tiempo atrás. El hecho de tener que ir recuperando forma daba poco margen a la improvisación en forma de grandes salidas y esfuerzos. Pero la ruta de hoy ha sido de esas que te dejan satisfecho, y me ha parecido buen momento para retomar las crónicas de mis andanzas ciclistas.

Suenan muy pronto las 6 de la mañana para alguien que no acostumbra a levantarse a estas horas, todavía de noche, y parando apresuradamente el despertador para no alarmar a los mellizos, que esos se despiertan con nada. Desayuno, bajo la bici al coche y me dirijo a Las Pedrosas, lugar desde el que comienza la ruta de hoy. Tras llegar al campo base y hacer las comprobaciones oportunas, salgo dirección Sierra de Luna.

Cojo el desvío dirección Castejón de Valdejasa. La idea es subir el alto de Sierra de Luna desde el pueblo homónimo, pues lo había pasado tres o cuatro veces pero siempre de bajada, y tenía ganas de hacerlo a la inversa. El puerto es tendido al comienzo, con algunos descansillos y tramos en bajada, alternados con rampas del 4-5%. Recuerdo la carretera en peor estado de lo que me la encuentro en realidad, lo que es una gran noticia. Al finalizar el tercer kilómetro me encuentro con alguna rampa entre el 7 y el 8%. Nueva bajada de 300 metros y afronto los 3 últimos kilómetros, estos ya sí más constantes, en torno al 5%, entre sol y sombra, rodeado de los frondosos bosques de la zona. Una delicia.

Cortesía de Óscar Hernandez (www.climaynievepirineos.com)

Preciosa vista de la Hoya de Huesca

Bajo dirección Castejón de Valdejasa. La mañana sigue fresca, y el descenso se hace refugiado del sol casi en su totalidad. Una vez llegado al pueblo, me dirijo a la subida a la ermita, tal y como tenía previsto. Cruzo el pueblo, y comienzo girando a la derecha con las primeras rampas. Pocas pedaladas han hecho falta para darme cuenta de que no llegaría arriba. El asfalto está completamente agrietado, aunque ese problema era salvable. El gps se dispara al marcar la pendiente (12, 14, 17%) y las piernas me dan avisos constantes. Al cabo de pocos metros, tengo que echar pie a tierra, evidenciando la falta de forma para estas empresas. Así pues, la ermita y yo nos citamos para otra ocasión, doy media vuelta, y enfilo hacia Sierra de Luna de nuevo.

Una vez allí, giro a la derecha y me dirijo a Luna, donde afrontaré la subida al Santuario de Monlora, todo un clásico de la provincia, pero que nunca había hecho por lejanía. Tras unos kilómetros llanos entro en el pueblo.


La subida a la Monlora es un desvío de 5,5 km desde el pueblo, de los cuales el primero es llano, entre campos de cultivo, y el resto se divide en tres partes, podríamos decir. Un primer km de subida en torno al 6%, que comienza con el cambio de asfalto tras pasar un pequeño puente sobre una acequia, medio km de descanso (algún tramo al 3%, incluso una pequeña bajada) y 2,5 km finales rondando el 7-8% de media, con máximos del 11% (los 13% de la altimetría el gps no los ha cogido.... misterio...)


Tras un giro a derecha, vemos el monasterio al fondo:



Descanso arriba, con un refrigerio en el bar, y encamino de nuevo hacia abajo, para dirigirme de nuevo al coche. No sin antes deleitarme con las vistas:

Vista desde el monasterio. Erla en el centro de la imagen.

Tras bajar, y antes de dar por concluida la ruta, una última parada en Erla, y su iglesia de Santa María la Mayor:



Llego al coche tras unos últimos km que se antojaban placenteros pero que el viento en contra complica un poco. Finalmente, 74,5 km con 940 m de desnivel.


Saludos.

domingo, 12 de octubre de 2014

Al pueblo en bici

Una ruta que llevaba en la cabeza hace tiempo era subir al pueblo con la bici, y la había dejado ya en varias ocasiones por diversos motivos. El último, previsión de lluvia que al final no fue tal.

En esta ocasión, la previsión había sido durante la semana de lluvia para el domingo, pero para mi sorpresa y alegría, a partir del viernes cambiaron los pronósticos, que dejaban el día sin lluvia, aunque con algo de viento. Así que decidí tirar para adelante y hacerla hoy.

Me despierto a las 7 de la mañana, desayuno, preparo bien todo y salgo unos minutos antes de las 8. Tal y como me había propuesto el horario, llegaría a Nigüella a eso de las 13h, buena hora teniendo en cuenta que me esperaban a comer. Así pues, a las citadas 8 de la mañana comienzo el pedaleo, con la noche todavía presente en Zaragoza, si bien el cielo ya ha comenzado a clarear ligeramente.

El carril bici y algo de callejeo me deja en la carretera de Valencia, donde ya con el sol brillando, comienzo a descontar kilómetros por fín fuera de la ciudad. Hay que ver lo que cuesta abandonarla en esa dirección. Poco ciclista todavía se ve a estas horas. Llego a Cuarte, y me adelanta un grupo de compañeros del Club Ciclista Zaragozano, que me animan a unirme a la grupeta y con los que voy charlando, a pesar del plus de velocidad que me exigen. Pero ya se sabe, rodar en grupo es otra cosa. De forma natural cambio mi ritmo por un más que alegre 26-27 km/h, que quizá más tarde acabe pagando.

Pasamos María de Huerva, Botorrita y Muel, donde me despido del resto y continúo ya en solitario. Voy viendo algún ciclista más, aunque siguen siendo pocos los que me cruzo. Día del Pilar, domingo y puente parecen ser razones más que suficientes para ello. Tras varios repechos y con el aire lateral más en contra que a favor, llego a Longares sufriendo más de lo esperado, aunque eso sí, bastante antes de lo que había previsto.

Giro a la derecha, dirección Alfamén. El viento que me molestaba ahora me da a favor, y añadido a unos kilómetros favorables hacen que este tramo pase rápido. La carretera está recién asfaltada, nada que ver con lo visto en Google Maps la noche anterior. 8 km. después llego a Alfamén, donde hago la parada. Hasta aquí, 49 km en 2h 19min. No va mal la cosa.


Tras la parada, continúo girando a la izquierda, dirección Almonacid de la Sierra, durante 6 km. en una recta eterna con viento en contra, que me llevará a la carretera A-220, que une La Almunia y Cariñena, trazada también con tiralíneas, aunque esta vez con el viento de mi parte. De esta forma entro en La Almunia.


Tras cruzar la localidad, me dirijo al tramo de autovía que me dejaba la ruta, y es que desde que comenzaron las obras del pantano de Mularroya, la paralela (y antigua) N-II está cortada, con lo que la única alternativa para ir dirección Morata de Jalón es la A-2. Con el beneplácito de la Benemérita (a la que consulté días atrás) enfilo hacia la autovía, tras enfundarme un chaleco reflectante que, como consejo, me recomendaron en dicha llamada. Toca subir el Alto de la Perdiz, aunque tengo la suerte de, al ser domingo por la mañana, hacerlo con poco tráfico. 3km al 6%, muy constante, suavizando algo en el último medio km. Y bastante soso, que es lo que tienen este tipo de vías. Sólo al final, disfruto de las vistas sobre el valle del Jalón.

Desciendo, tras sopesar hacerle una foto al cartel, aunque me da bastante apuro pararme en el arcén mientras pasan a tu lado coches a 120 (o más, depende de cada uno). Decido no hacerla, y comienzo el descenso, bastante más lento de lo que esperaba, ya que la pendiente por el otro lado es menor. Tomo la primera salida dirección Morata de Jalón.

A partir de aquí el asfalto cambia radicalmente, y si bien no me había encontrado asfalto en mal estado en toda la ruta, de aquí hasta el final lo tengo todo junto. Eso sí, en terreno de sobra conocido. Atravieso Morata, Chodes y Arándiga, en terreno rompepiernas con pequeños repechos alternados con bajadas, para acabar llegando a Nigüella en torno a las 12:20, media hora antes de lo previsto.

Finalmente, 87,7 km. de recorrido, en 3h 58min, a una media de 22 km/h. Y la satisfacción de otra meta conseguida.


Saludos.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Tardienta por Alcubierre

Tras finalizar agosto con una ruta a Castejón de Valdejasa, y comenzar este mes de septiembre con otra ruta llana hasta El Temple, tocaba hoy una ruta larga que incluiría un tramo todavía desconocido para mí, y que nos llevaría desde Alcubierre hasta San Jorge, a través de la A-1211 y un camino asfaltado que la une a la N-330.

Comenzamos la ruta a las 8, lo ideal hubiera sido salir antes, pero a esa hora hace poco que ha amanecido, así que no tenemos opción de hacerlo antes sin emplear luces. Nos dirigimos a la carretera de Villamayor atravesando Santa Isabel.

Llegamos al pueblo de Villamayor, y la cosa comienza a tirar para arriba. Desde aquí hasta Perdiguera (km. 22), la carretera irá ganando altura paulatinamente, con tan sólo un par de bajadas cortas en medio, si bien la pendiente rara vez supera el 4%, y la media está en torno al 2%. Las piernas van calentando, pero un servidor, que había cenado fuera la noche anterior y llegado a casa a unas horas poco adecuadas para salir con la bici la mañana siguiente, comienza pronto a notar los excesos. El terreno hasta Perdiguera se me hace más duro de lo que debiera, y a las piernas les cuesta encontrar el punto.

Es a partir de este pueblo cuando voy entrando en harina. Voy poco a poco mejorando sensaciones (ya está bien, una hora después de salir...) y con las primeras rampas del puerto de Alcubierre noto una muy bien recibida mejoría. A estas alturas de la ruta, lo que era un nublado en Zaragoza se ha convertido en una niebla que hace aumentar bastante la humedad, pero que está suficientemente alta como para que no nos suponga pérdida de visibilidad.

Alto de Alcubierre, con niebla alta en el cielo.

Bajamos el alto, y buscamos el pueblo homónimo para girar a la derecha, dirección Robres. Comenzaba aquí el terreno que no conocía hasta el momento. Primeros metros ascendentes, para acabar con un pequeño repecho, de 1 km. aproximadamente, y una bajada que nos dejará a las puertas del pueblo de Robres.



Seguimos hacia delante, y tras pasar los desvíos de Senén y Torres de Barbués, nos cruzamos a varios voluntarios de una prueba ciclista de BTT, que nos comentan jocosamente que "vais al reves!!!". Esperando no encontrarnos con la prueba de frente nos dirigimos a Tardienta, donde pararíamos a almorzar, no sin antes pasar por el bonito pueblo de Torralba de Aragón.

Entrando en Torralba de Aragón


Cartel de Tardienta, a la entrada del pueblo.

Tras la parada, con el estómago y los bidones llenos, partimos de nuevo hacia Zaragoza. Las nubes que cubrían el cielo por la mañana se han disipado, y el calor es más que evidente. La vuelta la hacemos tranquila, saliendo por San Jorge a la carretera de Huesca y dirigiéndonos a la capital por San Mateo de Gállego. Las altas temperaturas nos obligan a una nueva parada aquí para repostar agua.
Finalmente, y tras 4h 50min de ruta, cubrimos 118 km. de recorrido y 710 metros de desnivel, a una media de 24,4 km/h. Buena ruta a pesar del calor, y pensando ya en la próxima.


Saludos.

jueves, 28 de agosto de 2014

Superando inconvenientes (con un pelín de inconsciencia)

Hacía mucho tiempo ya que no escribía mis batallitas por aquí, entre otras cosas no dispongo últimamente de tanto tiempo, y las rutas últimas habían dejado pocas cosas en el tintero, así que al final no había hecho entrada de ellas.

La salida de hoy, por contra, es una de esas que tienes en la cabeza durante largo tiempo, buscando el día idóneo para hacerlas. Aprovechando un día de fiesta que me concedieron en el curro, a raíz del domingo pasado de inventario, tomé cartas en el asunto y preparé la ruta que me llevaría a ascender el puerto de Paniza.

De sobra conocido para el cicloturismo zaragozano, el puerto de Paniza se sitúa en la N-330, conocida por ser "la carretera de la playa" para muchos de mis paisanos entre los que me incluyo, al menos hasta que se inauguró la autovía A-23. Comienza en el pueblo de mismo nombre, y se extiende durante algo más de 5 km, para acabar coronando a 938 metros.

Con todo listo, salgo de casa a las 7:15 de la mañana, con el amanecer todavía por completar. Como los primeros minutos los haré por carril bici, no espero a que el día esté completamente claro, pues esos minutos me librarán de una buena ración de calor a la vuelta (espero llegar a casa en torno a las 13 horas).

Apenas llevo 4 km. cuando pincho la rueda delantera. Lo pronto que se acaban los planes que uno se hace en la cabeza. Me bajo, desmonto la rueda y me pongo a cambiar la cámara (todo esto todavía en el centro de Zaragoza). Una vez hecho esto, y tras 20 minutos perdidos, me surje un problema. Normalmente, en las rutas de más de 100 km, salgo con dos cámaras de repuesto, aunque esta vez sólo llevo una. Lo que quiere decir que, si vuelvo a casa, tengo que cambiar de planes (llevaría demasiado retraso, y las horas del mediodía me dan pánico con este calor). Por otro lado, si sigo adelante, tendré que hacer los más de 120 km sin cámara de repuesto. Me imagino por un momento teniendo un pinchazo bajando el puerto de Paniza, a más de 60 km de casa, sin cámara de repuesto... y con la mujer (y por lo tanto, el coche) en la playa.

Finalmente (aquí es donde está el "pelín de inconsciencia"), decido que Dios reparta suerte. Ya he pinchado ahora, por estadística, no me toca volver a pinchar en tres o cuatro meses... mucho menos hoy. Quizá lo lógico hubiera sido volver a casa y hacer otra ruta más corta, pero la pasión por la bici se ha impuesto a la lógica. Así que arranco, y sigo con el plan previsto. Por suerte, no me equivocaba, y no tuve más pinchazos. Pero esto no significa que no tuviera más "parones". Eso sí, todo a su tiempo.

Cruzo por Fuente de la Junquera a la carretera mencionada N-330, dirección Muel, sin mucho tráfico a pesar de ser entre semana (por ser agosto, imagino), y sin encontrarme a ningún ciclista. A pesar del retraso, no es muy tarde. No va tan mal la cosa.

Llego a Muel con 5 minutos de adelanto (sobre el horario previsto tras el pinchazo), a Longares con 10, y a Paniza casi media hora antes de lo que pensaba. La carretera apenas ha dejado de apuntar hacia arriba, salvo algunos tramos entre Longares y Cariñena, principalmente, pero es tras cruzar Paniza cuando las cosas se ponen un poco más feas.
Y es que el pueblo hace de comienzo del puerto.

Durante los dos primeros km. me encuentro rampas del 4-5 %, además de alguna zona con menor pendiente, e incluso una pequeña bajada en los primeros mil. A partir del tercer kilómetro la cosa se complica, las rampas alcanzan el 6%, el 7% e incluso el 8% durante unos 500 metros, que unido al alto kilometraje que ya llevan las piernas y al sofocante calor que hace allí (no entra nada de aire, y el sol es de justicia) agarran las ruedas como si llevaran pegamento. Cuesta mucho esfuerzo avanzar. Meto todo lo que llevo en esta zona, y cabeceando, voy superándolo a duras penas.

Tramo intermedio, al 7%. Al fondo, viaducto de la autovía.

Tras pasar la zona más dura, a falta de 1,5 km para coronar, la pendiente vuelve al 5%, que ya no abandonará hasta la cima. Paso por el restaurante "El balcón", ya cerrado, sito en la última curva pronunciada del puerto, y que combinaba esta labor con la de venta de jamones.
Por fín, tras 5,2 km de ascensión que se han acabado haciendo bastante largos, llego arriba.

Cartel del puerto.

Tras la foto de rigor, media vuelta. Comienzo el descenso, y como el asfalto está bastante bien conservado, la bici se "sube de vueltas" rápidamente. Según el GPS, alcanzo los 66 km/h, teniendo en cuenta que voy frenando muy de vez en cuando (para esto de los descensos soy un poco echado para atrás, sobre todo puertos que no domino). En un momento (apenas 6 o 7 minutos) vuelvo a estar en Paniza, con el descenso realizado.

Paro en el pueblo para tomar un refrigerio, rellenar bidones (completamente vacíos los dos) y hacer un descanso, aunque no lo alargo demasiado para no salirme en exceso del guión. Son las 11:30 cuando salgo hacia Zaragoza de nuevo, y me quedan unos 55 km de recorrer... nada parece indicar que vaya a llegar antes de las 13:30... con el calor que eso supone.

Nada más salir del pueblo, nuevo parón. Me encuentro unas llaves de coche tiradas en la cuneta, y como me parece mal dejarlas allí, que alguien las habrá perdido, las cojo y las llevo a la Guardia Civil de Cariñena (en Paniza no sabría a quién dejárselas). Lo que obliga a entrar en el pueblo, buscar el cuartel y dar explicaciones... o sea, más tiempo perdido. Hago los 6 km. que separan ambas localidades y llevo a cabo el cometido de las llaves, con lo que salgo de Cariñena de nuevo a la carretera a las 12:00. Quedan 49 km. Qué tarde voy a llegar... Al menos, aprovecho para hacer una foto de la iglesia, con la que me topo por casualidad.



Ahora el camino es todo favorable. Casi continuamente descendente, los kilómetros pasan rápido. Cruzo Longares y Muel con bastante celeridad, y el viento, aunque lateral, se agradece para combatir el ya reinante calor. Las piernas comienzan a dar señales de agotamiento, ya que hace mucho tiempo de su último cien.

Tras un tramo de bastantes km. sin interrupciones, un compañero con la bici apoyada en el quitamiedos me hace señas, paro y me comenta que ha pinchado, que si llevo desmontables. Se los presto, y le echo una mano. Seguimos adelante los dos, hasta que se desvía en Cuarte, donde me quedo, de nuevo en solitario, hasta llegar a Zaragoza.

Llego a casa a las 14:15, con 35 grados, que para gente como yo, que no tolero demasiado bien el calor, son muchos grados. 125 km en total que suponen la mayor distancia que he recorrido desde que me aficioné a la bici (la anterior eran 123), con casi 900 metros de desnivel acumulado, y una media de 21,8 km/h. Otro cien para el zurrón.


Saludos.

martes, 24 de junio de 2014

Buenas sensaciones.

Mientras muchos de los compañeros anónimos que nos encontramos cada día que salimos por las carreteras estaban batiéndose el cobre por los asfaltos oscenses y franceses en la famosa Quebrantahuesos, Julián y un servidor decidimos salir el sábado a (La) Puebla de Albortón. Hacía mucho que no pisábamos esa carretera (concretamente desde la última salida de 2013), y además en mi caso, una espina clavada con el alto de Valmadrid por Puebla, que se me atraganta siempre muchísimo (aunque los números no puedan darme una explicación)

La aventura comienza a las 7:40 desde Zaragoza, y como es común en estos casos, tomamos el tercer cinturón hasta la facultad de Veterinaria, donde giramos a la izquierda por la carretera de Castellón. Tras unos kilómetros llegamos al desvío que nos indica Valmadrid.

Cruzamos el polígono Empresarium, con un terreno ascendente, que continuará de hecho hasta que lleguemos al alto de Valmadrid, pero eso queda todavía un poco lejos. Vamos ascendiendo metros de forma lenta pero constante, salvedad hecha de una bajada que da por concluído nuestro tramo de polígono.

La carretera no tiene arcén, pero el estado del asfalto, bastante bueno, y el poco tráfico no lo hacen necesario. Pedaleamos pegados a la línea lateral, aunque dentro del carril. Las zonas donde nos da el sol nos hacen darnos cuenta del calor que hará unas horas después.


Nos encontramos a un compañero que Julián conoce, y que nos acompaña hasta Valmadrid. La ruta pesa poquito a poco en las piernas, por esa ascensión continua en la carretera.

Tras pasar Torrecilla y Valmadrid, afrontamos el puerto, que lamentablemente sigue igual que siempre. El asfalto en buen estado es sustituido por un firme viejo, lleno de baches, descorchones y pegotes de arreglos de años atrás. Desde aquí, 6 km hasta coronar el alto de Valmadrid, de poca exigencia, pero que se ve aumentada por el estado de la carretera. En términos generales, tendrá un 3% de desnivel medio, con algunas rampas del 6%, e incluso una del 9% en el último kilómetro de la ascensión, combinadas con zonas prácticamente llanas.

 Última rampa antes de la cima.

Coronamos, y bajamos con cuidado por la otra vertiente hasta la localidad de Puebla de Albortón. Por aquí la carretera está incluso peor que por el otro lado, con dos kilómetros en los que no se sabe por dónde meter la rueda. Pero bueno, mal que bien acabamos llegando al pueblo.

Parada para descansar, reponer fuerzas y volver para casa. Toca el alto de Valmadrid desde Puebla, del que tengo dos recuerdos hasta el momento, a cual peor. Por el mal estado del que hablo, este asfalto se agarra muchísimo a la rueda, y cuando las pendientes rara vez (ninguna, creo) pasan del 6%, parece que tengan mayor porcentaje. Con cierto respeto al alto comenzamos la subida.

Por este lado también son 6 km, aunque los dos primeros son de tanteo, casi llanos, sin llegar al 2%. Es a partir del kilómetro 2 cuando, coincidiendo con la zona de peor asfalto, la pendiente llega al 5-6%, que se mantiene constante durante otros dos kilómetros, para suavizar al 3,5-4% hasta arriba. 

Subo el puerto sin forzar demasiado, y veo que, poco a poco, vamos avanzando metros sin demasiadas dificultades. Por fín, pienso, parece que voy a subir este alto como corresponde, sufriendo lo justo. Tras los 6 kilómetros de rigor, con las piernas un poquito tocadas ya, pero bastante mejor que en las veces anteriores, conseguimos coronar.

Alto de Valmadrid por Puebla de Albortón.

Descendemos el alto por donde habíamos subido en la ida, también con cuidado hasta llegar a Valmadrid, donde volvemos a la carretera "primermundista". Desde aquí, todo terreno favorable hasta Zaragoza, bajando poco a poco metros de altitud, y rondando los 33 km/h de media a pesar del aire de cara que nos viene dando.

Finalmente, fueron casi 88 km de recorrido y 790 metros de desnivel, en 3h 51min, a una velocidad media de 22,7 km/h. 

La altimetría es de Mariano Bernal (un saludo), y las fotos son de archivo... no me cogí la cámara con las prisas (y sueño) mañaneras...


Saludos.

jueves, 19 de junio de 2014

Visita a Monegrillo

Como este mes de junio está siendo muy ajetreado en cuanto a su exigencia física (por un lado tres bodas... con sus despedidas respectivas... almuerzos varios... y por otro alguna que otra salida exigente -pero sobre todo lo primero- ), la ruta de hoy la habíamos planeado con idea de tomárnoslo relativamente en calma. Pero como parece que no va demasiado con nuestro carácter, al final ha tocado volver al toque de diana.

Salimos Julián y yo a las 8:00 dirección Villamayor, por la carretera que lleva hacia Perdiguera y Leciñena, con la duda de si el viento nos permitirá tomar la carretera de Farlete o no, y teniendo como objetivos Alcubierre o Monegrillo. El hecho de que no soplara el cierzo nos hace decantarnos por la carretera de Farlete, menos machacada por nuestras bicis.

El terreno tiene su exigencia, si bien desde Villamayor la carretera ya es ascendente salvo tímidos llanos, desde el cruce de Farlete se une el asfalto, que si bien está recientemente arreglado, no deja por ello de ser botoso y rugoso, lo que añade dificultad al asunto. Hasta el km. 10 desde el desvío, la carretera va picando hacia arriba, en tramos que van desde falsos llanos hasta rampas del 6%. Únicamente una bajada de 700 metros en torno al km. 5 nos da un cierto respiro. Tras pasar ese km. 10, se vuelven las tornas, y la carretera toma sentido descendente, que no abandonará apenas hasta la entrada en Farlete.

Hasta aquí habíamos llegado no hace mucho, aquella ruta que se vio truncada por un problema de logística (despertador) por mi parte que no sé si se recordará... Pero hoy vamos con la firme intención de hacer alto en Monegrillo. Salimos pues de Farlete, y afrontamos los 9 km que separan ambas localidades.

El terreno que nos precede está lleno de cortas subidas y bajadas, pero que en suma dan poquitos metros de desnivel que llevarnos a la boca. El rugoso asfalto de la zona hace parecer que subimos más de lo que realmente es.

Tras unos minutos divisamos nuestra meta, y superando el repecho de entrada al pueblo llegamos a Monegrillo.


Por una vez, y sin que sirva de precedente, hacemos dos paradas en el pueblo: la primera en el bar, como mandan los cánones, para hacernos con la coca-cola de rigor, y la segunda en la panadería del pueblo (imprescindible probar las magdalenas).

Salimos por el mismo camino que nos ha traído hasta aquí, y como siempre, la vuelta se hace mucho más rápida, tanto en cuanto el terreno es mayoritariamente favorable.

Finalmente, 84 km. y 600 metros de desnivel en 3h. 25min., para una media de 24,5km/h. De momento no se está salvando mal el mes de los excesos, veremos en lo que queda finalmente.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/155023032

Saludos.

miércoles, 11 de junio de 2014

Primer CIMA del año

Todavía con las carencias que había presentado la pasada ruta rondándome la cabeza, llegó el domingo, día en el que tenía prevista una salida desde Nigüella. Varias eran las opciones que fui barajando, pero finalmente me decidí por la más prudente en cuanto a kilómetros, debido sobre todo al asfixiante calor que se esperaba a partir de las 12 de la mañana. Aunque bien es sabido que menos kilómetros no representan menor dureza, ya que en esa ruta se incluía, por primera vez en lo que va de año, un CIMA: (ZA04) Viver de la Sierra.

Comienza el pedaleo en la mañana del domingo a las 7:40, con la esperanza de esquivar el calor del mediodía, cosa que lograría hasta cierto punto. Todavía a estas horas se nota un poquito el fresco que queda de la noche, aunque se nota en las zonas de sol que hoy hará su trabajo a base de bien. Desde Nigüella, atravesando Arándiga y Chodes, recorro un tramo de carretera de 10 kilómetros que me dejará en Morata de Jalón. En este tramo, la carretera es fundamentalmente favorable, salvo un repecho saliendo de Arándiga, de apenas 300 metros que alcanza el 7% de desnivel, y corta un poco el ritmo relajado de las piernas. Una vez en Morata, giro a la derecha dirección Morés.

Poco después, tras abandonar el pueblo y dejar atrás su fábrica de cementos (asombrosamente en marcha un domingo por la mañana), veo el pueblo abandonado de Villanueva de Jalón, que conserva una torre mudéjar, declarada Bien de Interés Nacional... en un núcleo de población no sólo deshabitado, sino que ni siquiera tiene entrada como tal desde la carretera. La única forma de llegar allí es dejar el coche en la carretera (cuidado con dónde, no hay arcén ni descansillo de tierra en esa zona) y escalar la montaña. Lógicamente, la torre mudéjar no ha tenido el más mínimo trabajo de restauración.

Las ruinas de Villanueva de Jalón, sobre el cerro a media distancia.

Sigo mi camino, atravieso Purroy y llego a Morés, donde me adelantan 4 integrantes del club ciclista Morata, que se dirigen a Sabiñán. Mi dirección es la contraria, así que pronto nos separamos. Tras un kilómetro de haber salido de Morés, llego al desvío de Sestrica y Viver, punto que se toma como el inicio del puerto.

Primera rampa de aviso a navegantes, pendiente del 8% aunque rápidamente suaviza, y deja el terreno hasta Sestrica, los casi tres primeros kilómetros, en torno al 4%. El terreno por el que me muevo son campos de cultivo de frutales, mayoritariamente cerezos. Algunos campos tienen temporeros en plena faena, de hecho.

Llego a Sestrica sin demasiados agobios, y cruzo el pueblo en un tramo que sirve como descanso, casi totalmente llano, y con incluso una pequeña bajada que me deja a los pies de los últimos 6 km. de ascensión, ahora ya sí, sin descanso ninguno hasta la cima.

Con calma, Adrián, despacito y buena letra. Comienzo esta zona de la ascensión con tiento, todavía con el recuerdo del sufrimiento de Jaulín en la cabeza, y reservo lo que puedo para más adelante, para que el puerto no se me haga demasiado largo, a pesar de que noto las piernas más ligeras que en la ruta anterior. En este tramo de la ascensión, se mezclan zonas que rondan el 6% con rampas del 10-11%, que te hacen dar el do de pecho. Supero estas últimas como buenamente puedo, aumentando de altitud rápidamente.

Curioso arco a mitad de ascensión.

Parte de la subida. Vista hacia atrás.

Los kilómetros pasan despacio, pero pasan. Poco a poco la pendiente se hace más estable, en torno al 7%. Las rampas de doble dígito quedan atrás, pero el cansancio acumulado durante el puerto hace mella. Con menos de 2 km. para coronar, al girar en una curva a la izquierda, aparece nuestro objetivo.

Ya casi estoy arriba... Viver me observa.

Por fín, tras casi 45 minutos de subida, corono el puerto:

Entrada al pueblo, y fin del puerto.

Altimetría del puerto.

Sin más dilación, me aventuro puerto abajo, pues la carretera finaliza aquí, y no hay más salida que volver por donde he venido. Tras haber descendido menos de dos kilómetros, cojo un bache o una piedra (todavía ahora no estoy seguro... creo que fue una piedra, el asfalto estaba bastante bien) con el resultado de un pinchazo. Paro, cambio la cámara, compruebo (en lo que se puede a pie de carretera) que no llevo nada en el interior de la cubierta (el llantazo había sido evidente, pero nunca está de más) y continúo hacia abajo, extremando el cuidado. Ya no llevo más cámaras de repuesto.

Vuelvo al cruce anterior, tras completar el descenso, y me dirijo a Brea, para lo cual tengo que superar el alto de la Campeja. Tres kilómetros al 6% de desnivel medio, muy constante y sin rampas superiores a esos dígitos. No llevo malas sensaciones, y lo subo sin excesivos problemas, a pesar de que la ruta se va acumulando.


Tras coronar el alto, desciendo y entro en Brea de Aragón, para realizar la parada más que merecida. Una vez descansado un poco del esfuerzo realizado, salgo de Brea dirección Illueca, dejando el pueblo a la derecha a través de la variante, y enfilando dirección Tierga. Comienza la última ascensión, el alto de Illueca. Unos 4 km al 4%, que ya subí recientemente con Julián, no hace más de dos meses. Y como en aquella ocasión, la acumulación de esfuerzos y el estado del asfalto me hace la subida más dura de lo que debería, aunque sin grandes crisis.



Termino la ascensión, y tras un tramo de llaneo con pequeños repechos arriba y abajo (hasta el km 36 de la altimetría) desciendo dirección Tierga. En este tramo también maximizo el cuidado, ya que la carretera no está para muchos aspavientos. Lo cierto es que esta vertiente por la que desciendo es más escénica y bonita que aquella por la que he subido. No tardaré en subirlo al revés.

Tras concluir el descenso, en una curva a la izquierda, diviso Tierga.

Tierga.

Giro a la derecha, tomando la dirección de Mesones de Isuela, y tras 12 km de repechos y bajadas, pero con más tramo favorable, llego a Nigüella, punto de origen de esta ruta.

Todo esto en sólo 70 km y 1163 metros de desnivel (aunque Strava se me va hasta los 1522... por alguna razón esta aplicación dispara desorbitadamente el desnivel en esta zona de Aragón). Tiempo total, 3h 41min, con una media de 19,1.

Mejores sensaciones sin duda que el día anterior, y un empujón anímico para seguir adelante, que a veces no está de más.

Ruta en Strava: http://www.strava.com/activities/151084756

Las altimetrías son cortesía de Adrián Lorente.

Saludos.