viernes, 31 de enero de 2020

Jaulinada temprana

Tercera salida del año, no ha sido el enero más productivo que podía imaginar pero no termino el mes descontento. En esta ocasión es para retomar el camino con Roberto, un compañero de trabajo que se anima en ocasiones a acompañarme.

Son las 8:20 de la mañana cuando salgo de casa, y después de encontrarnos, y con algunas dudas sobre la ropa a emplear (el día está bastante agradable, sobre todo para ser enero) salimos en dirección a la carretera de Teruel, clásica donde las haya entre los amantes de las dos ruedas.

Nos encontramos a bastantes compañeros, varios grupos pertenecientes a clubes. Pero sobre todo tenemos mucho tráfico. Que sea sólo festivo en la capital tiene mucha culpa de ello.

Primer tramo de charla, rodando sin pausa pero sin prisa, que luego llegan las rampas y las piernas nos pesan. Mis piernas van asimilando bien los kilómetros, pero a Roberto parece que le pesan más de lo acostumbrado. Lleva casi dos meses parado y el cuerpo es muy dado a relajarse. Aunque es cierto que apenas lo noto en el viaje de ida.

En cuanto a la ruta, lo típico de estas salidas con Roberto, que suele andar a buen ritmo en el llano, pero le falta un puntito en la subida. Lo importante es que cada uno coja su ritmo para subir, es la manera ideal de hacerlo.

Llegamos a Jaulín, el tiempo es espectacular. Sol entre nubes, apenas un poco de aire. Se superan los 12 grados de temperatura, y casi nos sobra ropa. La vuelta será también propicia, gracias al aire (y al menor esfuerzo necesario).

En torno a las 12:30 entramos en Zaragoza, dejando para nuestra cuenta particular 71 kilómetros más. Y una gran mañana de bici, que sobre todo con el estrés diario que sufrimos, es muy de agradecer.

domingo, 19 de enero de 2020

Hay que aprovechar el sol

Segunda salida del año, hoy hasta Ontinar de Salz, aprovechando los rayos de sol que nos dejan estas nieblas casi perennes en Zaragoza.

Mi intención primera de salir el domingo se ha visto frustrada por el mal tiempo que dan, lluvia y cierzo por doquier. Así que, a pesar de no hacerme mucha gracia eso de salir por la mañana y tener que ir a trabajar por la tarde, no parece que me quede mucha opción, con lo que hago por madrugar y me preparo para salir.

Los mellizos se han debido dar cuenta de mis intenciones, y cuando no era todavía de día (y su buen rato que le quedaba, todavía contaba con una buena hora de sueño), me han despertado a voz en grito, que si no era hora ya de levantar. Tras desayunar con ellos, me visto de torero y salgo dirección Ontinar de Salz. Día bastante fresco, pero con promesa de sol desde el cielo, a tenor de las pocas nubes reinantes.

Desde el comienzo me encuentro a bastantes compañeros, hoy era buen día para todos, y los sábados las carreteras habituales se llenan de ciclistas, más o menos entrenados. Los de enero solemos ser los que llevamos ya callo encima de la bici.

La ruta en general se hace bastante amena, con alguna conversación esporádica con otros grupos que me voy encontrando, a veces de charla y otras de relevos, exprimiéndonos un poco más durante algunos kilómetros. De esta forma llego al cruce de entrada de Ontinar, donde hago la parada.

He tenido la suerte de encontrarme hoy a un viejo amigo en el bar donde tomo café, se trata de Jesús, del que poco sabía desde hacía varios años. Una de esas amistades especiales que te da la bici, más allá de las diferencias de opiniones, de vida o de generaciones. Recordamos viejas hazañas y nos ponemos un poco al día de nuestros presentes.

Sin más tiempo que perder, vuelvo hacia Zaragoza, despidiéndome de Jesús, al que dejo en Ontinar (cosas de las prisas, otro día podré perder más tiempo). Llego a casa en torno a las 12:30, tras poco menos de 3 horas sobre la bici para 71,56 km.

Ruta Strava:  https://www.strava.com/activities/3023233323/embed/c5b9eb75d51e05b1894e424993996ce46d5b0eb0


lunes, 6 de enero de 2020

Comenzamos 2020

Tras un montón de tiempo con el blog en el dique seco, me he dado una nueva oportunidad de narrar, para quien tenga a bien leerme, mis aventuras y desventuras sobre la flaca, amén de otras historias de similar calibre.

Con un 2019 terminado con 3000 km en las piernas, la participación en la Challenge 80 de la Montsec-Montsec para mayo, y la mayor proporción metros ascendidos/km desde que salgo en bici, inaugure el 2020 como no podía ser de otro modo, buscando subir un poquito, aunque las piernas no estaban muy por la labor debido a los excesos navideños.

9:15 de la mañana, salgo de casa con 0°C en el termómetro, aunque sin niebla. Cruzo Zaragoza casi de lado a lado y salgo por Miralbueno dirección La Muela, objetivo final de la ruta. Paso por el Camino de Bárboles, el aeropuerto y Plaza. Conforme me alejo de Zaragoza voy ganando altitud, lo que me hace entrar en calor, además del sol, que llevábamos días sin disfrutar por culpa de la niebla.

Cruzo Ciudad Zaragoza Golf, un macropelotazo urbanístico que se quedó en el aire, lleno de cimientos de chalets, que miran tristes e inacabados. Allí solo vive una decena de personas, en el único bloque que acabaron entregando antes de quebrar. ¿Cuanta gente quedaría atrapada en deudas y sin casa?

Tras dejarlo atrás, cruzo el polígono Centrovía y afronto la subida a La Muela, 1'5 km de ascensión con rampas entre el 4 y el 8%, entre pinares.  Las piernas se resienten, han perdido algo de forma, pero llego arriba sin demasiado problema.

Parada para el café, y vuelta para Zaragoza, por el mismo camino y casi siempre favorable. Finalmente, 69 km y 622 de desnivel, que para comenzar el año no es moco de pavo.

Ruta Strava: https://strava.app.link/Tm5yuWUY12