miércoles, 7 de septiembre de 2016

Nuevos territorios, misma provincia.

Acabo de comprobar que llevaba casi dos años sin publicar una entrada del blog... y ya no sabía si seguir con el mismo o hacer uno nuevo. Pero como al fin y al cabo se trata de lo mismo, seguiremos aquí, donde lo dejamos, por los motivos que ya todos sabéis.

Además de faltarme tiempo, también es cierto que no acababa de motivarme el hecho de que las rutas que iba haciendo eran las mismas que venía haciendo tiempo atrás. El hecho de tener que ir recuperando forma daba poco margen a la improvisación en forma de grandes salidas y esfuerzos. Pero la ruta de hoy ha sido de esas que te dejan satisfecho, y me ha parecido buen momento para retomar las crónicas de mis andanzas ciclistas.

Suenan muy pronto las 6 de la mañana para alguien que no acostumbra a levantarse a estas horas, todavía de noche, y parando apresuradamente el despertador para no alarmar a los mellizos, que esos se despiertan con nada. Desayuno, bajo la bici al coche y me dirijo a Las Pedrosas, lugar desde el que comienza la ruta de hoy. Tras llegar al campo base y hacer las comprobaciones oportunas, salgo dirección Sierra de Luna.

Cojo el desvío dirección Castejón de Valdejasa. La idea es subir el alto de Sierra de Luna desde el pueblo homónimo, pues lo había pasado tres o cuatro veces pero siempre de bajada, y tenía ganas de hacerlo a la inversa. El puerto es tendido al comienzo, con algunos descansillos y tramos en bajada, alternados con rampas del 4-5%. Recuerdo la carretera en peor estado de lo que me la encuentro en realidad, lo que es una gran noticia. Al finalizar el tercer kilómetro me encuentro con alguna rampa entre el 7 y el 8%. Nueva bajada de 300 metros y afronto los 3 últimos kilómetros, estos ya sí más constantes, en torno al 5%, entre sol y sombra, rodeado de los frondosos bosques de la zona. Una delicia.

Cortesía de Óscar Hernandez (www.climaynievepirineos.com)

Preciosa vista de la Hoya de Huesca

Bajo dirección Castejón de Valdejasa. La mañana sigue fresca, y el descenso se hace refugiado del sol casi en su totalidad. Una vez llegado al pueblo, me dirijo a la subida a la ermita, tal y como tenía previsto. Cruzo el pueblo, y comienzo girando a la derecha con las primeras rampas. Pocas pedaladas han hecho falta para darme cuenta de que no llegaría arriba. El asfalto está completamente agrietado, aunque ese problema era salvable. El gps se dispara al marcar la pendiente (12, 14, 17%) y las piernas me dan avisos constantes. Al cabo de pocos metros, tengo que echar pie a tierra, evidenciando la falta de forma para estas empresas. Así pues, la ermita y yo nos citamos para otra ocasión, doy media vuelta, y enfilo hacia Sierra de Luna de nuevo.

Una vez allí, giro a la derecha y me dirijo a Luna, donde afrontaré la subida al Santuario de Monlora, todo un clásico de la provincia, pero que nunca había hecho por lejanía. Tras unos kilómetros llanos entro en el pueblo.


La subida a la Monlora es un desvío de 5,5 km desde el pueblo, de los cuales el primero es llano, entre campos de cultivo, y el resto se divide en tres partes, podríamos decir. Un primer km de subida en torno al 6%, que comienza con el cambio de asfalto tras pasar un pequeño puente sobre una acequia, medio km de descanso (algún tramo al 3%, incluso una pequeña bajada) y 2,5 km finales rondando el 7-8% de media, con máximos del 11% (los 13% de la altimetría el gps no los ha cogido.... misterio...)


Tras un giro a derecha, vemos el monasterio al fondo:



Descanso arriba, con un refrigerio en el bar, y encamino de nuevo hacia abajo, para dirigirme de nuevo al coche. No sin antes deleitarme con las vistas:

Vista desde el monasterio. Erla en el centro de la imagen.

Tras bajar, y antes de dar por concluida la ruta, una última parada en Erla, y su iglesia de Santa María la Mayor:



Llego al coche tras unos últimos km que se antojaban placenteros pero que el viento en contra complica un poco. Finalmente, 74,5 km con 940 m de desnivel.


Saludos.

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