viernes, 7 de febrero de 2014

Investigando las obras: Carretera de Farlete (A-1104)

Una mala jugarreta del despertador me ha hecho cambiar los planes que tenía para hoy. Quería haber ido a Leciñena por Peñaflor, para empezar a subir algo, que las piernas se vayan acostumbrando al terreno inclinado, que a pesar de la subida al alto de Jaulín de enero, las piernas no están nada puestas en esta época del año. El problema es que programé el despertador, pero no activé la alarma, y a lo que he abierto el ojo eran casi las 9 de la mañana.

Tras unas dudas de si salir o no, finalmente me decido a vestirme de faena, y a las 10 salgo de casa, con el cielo bastante encapotado y pensando en cómo puedo exprimir al máximo las dos horas y media o tres que tengo hasta volver a casa.

Con esto en la cabeza, me planteo ir por la carretera de Villamayor, que tiene como ventaja que, tras 3 km llanos, al entrar en el pueblo comienzan a sucederse rampas con descansos, pero siempre picando hacia arriba y ganando paulatinamente altura. Es la carretera más apropiada para exigirle un poco al cuerpo sin apenas salir de Zaragoza. Así pues, enfilo para allá. Cruzo Santa Isabel, y me dirijo a Villamayor, donde me espera el cielo completamente despejado que ya no me abandonaría.

Unos km después, calculando que no me daría tiempo a mucho más que ir hasta Perdiguera, recuerdo que, meses atrás, había obras en la carretera de Farlete. Se trata de la A-1104, otra de tantas carreteras aragonesas que los ciclistas habíamos dejado de transitar por el demencial estado del asfalto.

Llego al cruce de Farlete, y para allá que me meto. Veo que el asfalto está bastante nuevo y, sobre todo, que ya no está el cartel de obras que había al comienzo. Pronto llega la desilusión. La carretera está reasfaltada, sí, pero la capa de asfalto nuevo es tan fina que apenas ha servido para quitar los socavones. El firme está sin boquetes, pero sigue muy rugoso y el rebote se hace habitual. Ahora, en honor a la verdad hay que decir que la cosa ha mejorado bastante, ya que no tienes la sensación continua de poder pinchar en cualquier momento.

5 km después de haberme metido en esta carretera, giro a la derecha, por un camino de hormigón que me conduce a Perdiguera. Descanso allí, café y media vuelta, que no dispongo de mucho tiempo. La vuelta con mil ojos, que siempre que vuelvo por esta carretera, pincho. Me había pasado las últimas 4 veces!!! Pero hoy he conseguido llegar a casa sano y salvo.

Me hubiera gustado añadir fotos, pero no tengo forma de sacar del movil las que he hecho... así que para la próxima llevaré la cámara de fotos, así no habrá problema.

52 km finalmente, en 2h 19min de pedaleo. 22,6 de media. Ya van quedando menos carreteras infames, al menos alrededor de Zaragoza. Eso sí, en cuanto nos alejamos ya es harina de otro costal...

Saludos.

2 comentarios:

  1. Buena noticia. Yo el año pasado, en abril, rodé por esa carretera y se me hizo muy incómoda. ¡Ojalá por el norte de la provincia las carreteras también mejorasen!

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  2. El asfaltado hace que el piso esté renovado, pero como ya comento, no es la típica carretera recien asfaltada parecida a una alfombra. Sigue habiendo muchos baches, aunque las zonas con socavones en las que la grava se quedaba al descubierto, tan frecuentes en esta zona, han desaparecido. Algo es algo, al menos ya está bastante transitable si te acostumbras a ir dando pequeños saltitos...
    Muchas gracias por el comentario.

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